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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El Santander marca el paso

Emilio Botín sigue marcando el ritmo. Rompió el statu quo bancario. Empezó la guerra del activo. Desató la batalla del pasivo. Ganó la puja por el recién intervenido Banesto. Se adelantó a la segunda oleada de grandes fusiones, protagonizando el nacimiento de lo que ahora es el mayor grupo bancario español, el Santander Central Hispano. Ahora, cuando los problemas judiciales le acucian, se ha convertido en el primero en intentar una gran compra transfronteriza en el ámbito de la Unión Europea, paradójicamente con una entidad de fuera de la zona euro. Su objetivo es el Abbey National, sexto banco británico por activos y segundo en la concesión de créditos inmobiliarios.

La operación, que será abordada mañana domingo por el consejo de administración del banco español, colocaría al SCH en el cuarto lugar del ranking bancario europeo por capitalización, el primero de la zona euro y entre los diez elegidos a nivel mundial. Es decir, con un volumen realmente de peso.

æpermil;sa es, a bote pronto y a la espera de que se concrete la operación y se puedan desmenuzar todos los detalles, una de las razones de fondo que, a juicio de los analistas, han llevado al Santander a lanzarse a la compra del Abbey. El volumen adicional que le proporcionaría la compra del banco británico le permitiría limar o diluir riesgos de otras áreas de negocio, especialmente de Latinoamérica, una zona caracterizada por la inestabilidad.

Ello explicaría la decisión de entrar en un mercado, el británico, y en un negocio predominante, el hipotecario, que están tremendamente maduros en el Reino Unido. Además de la tranquilidad que da manejar una capitalización bursátil de unos 50.000 millones de euros, pues despeja cualquier sombra de oferta hostil. Valor en Bolsa que, por cierto, está haciendo sufrir a los accionistas del Santander Central Hispano en los últimos meses, en gran medida por la incertidumbre de una inminente operación en Europa. Algo que los analistas esperan ver absolutamente despejado a partir del próximo lunes.

Al margen de las múltiples consideraciones técnicas y de las razones que incumben única y exclusivamente al Santander, si fragua la operación, siempre llevará la vitola de haber sido la que rompió el fuego de las grandes compras en la Unión Europea. Con sus ventajas y con sus inconvenientes. La principal ventaja, extremadamente valiosa, es llevar la delantera al resto de los competidores. Los inconvenientes, o los obstáculos a superar, se antojan variados. Desde diseñar legalmente la operación hasta convencer a tirios y troyanos, empezando por los mercados y las autoridades, de sus bondades.

En definitiva, Emilio Botín ha ido, una vez más, por delante. La gran diferencia en esta ocasión es que ahora va a tener más ojos pendientes, si cabe, del resultado de su órdago. Sería deseable que esta operación fuera el desencadenante de un proceso de consolidación real de mercado bancario europeo. Un mercado actualmente constreñido por las exigencias localistas que han impedido que operaciones como la que están a punto de rematar el Santander y el Abbey lleguen a buen puerto en países como Italia o Francia.

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S. R. Arenes / S. Díaz / F. Cano

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