Una investigación baldía de De Palacio
Seis meses ha necesitado la Comisión Europea para comprobar que las líneas aéreas que venden billetes a través de internet no discriminan a los clientes en función de su residencia. La comisaria europea de Transportes, Loyola de Palacio, inició el pasado diciembre una inesperada investigación sobre la supuesta tendencia de algunas aerolíneas a cobrar diferente el billete electrónico en función del país de residencia del cliente. Ayer, Bruselas dio carpetazo al expediente tras recibir confirmación de 16 de las líneas encausadas (entre ellas, Iberia e Spanair) de que no existe tal discriminación. La Comisión ni siquiera ha esperado a recibir respuestas de Alitalia y Olympic (probablemente más preocupadas por sus graves problemas financieros) para dar por concluidas las pesquisas.
Hasta hace poco la elección entre pasillo o ventanilla era una de las pocas libertades que los antiguos monopolios nacionales reconocían a los viajeros. Pero la liberalización y, sobre todo, la revolución de la venta electrónica han inclinado la balanza del lado de la demanda. De hecho, la discriminación geográfica que rastreaba Bruselas sigue existiendo, según reconoció ayer la propia Comisión, en la venta tradicional de billetes, los llamados de papel. Pero sobre eso, De Palacio no ha decidido iniciar ningún expediente.