Caruana cree que Basilea II no provocará fusiones
El gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, descartó ayer que el nuevo acuerdo de capital para las entidades financieras, Basilea II, vaya a impulsar las fusiones transfronterizas. Caruana aseguró que estas nuevas exigencias se adaptan a lo que ya está haciendo la banca.
Caruana está convencido de que las nuevas exigencias de capital de Basilea II, cuyo acuerdo fue alcanzado el martes pasado, no llevarán consigo ningún cambio drástico en el mapa bancario internacional. De hecho, asegura que 'se ha exagerado un poco' la capacidad de Basilea II de favorecer las fusiones transfronterizas, ya que 'no parece que vaya a tener una influencia decisiva en todo el proceso de fusiones'.
El gobernador del Banco de España, que también es el presidente del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea II desde mayo de 2003, descartó así las afirmaciones de algunos estudios que apuntaban a que la afloración de fondos con la implantación de unos requerimientos de capital más ajustados al riesgo verdaderamente asumido por cada banco, como fija Basilea II, podría fomentar estas operaciones bancarias.
En su primera intervención ante la prensa tras el cierre del acuerdo de Basilea II -falta el texto que estará redactado a finales de junio-, el responsable del Banco de España también restó ayer trascendencia a los efectos que las nuevas exigencias pueden llevar consigo en las actuales estrategias bancarias.
'No tendrían que producirse efectos significativos en el comportamiento en los negocios', aseguró, ya que tanto bancos como cajas de ahorros deciden sus estrategias y operan en un nicho u otro de negocio en función del riesgo y la rentabilidad que están dispuestas a asumir, y eso no ha cambiado con Basilea II.
Añadió, además, para justificar este razonamiento que las nuevas exigencias de capital supone adaptar la normativa a lo que ya están haciendo en la práctica la banca. 'El objetivo de Basilea II es acercar el capital regulatorio al capital económico' , añadió.
No en vano, y a diferencia de Basilea I -aún en vigor-, los nuevos requerimientos no establecerán capitales mínimos para las entidades. Lo que establece es la relación entre el capital y los riesgos, de manera que las exigencias sean mayores cuanto más riesgo se asuma.
Caruana, de hecho, insistió en varias ocasiones, en que el principal efecto de estas nuevas normas, que entrarán en vigor en gran parte en 2007, será la mejora de los sistemas de control de riesgos. Con esta fórmula, cada entidad tendrá unos requerimientos diferentes, dependiendo de su perfil de riesgo y de su tipo de negocio, y además las exigencias de capital serán menores cuanto mejor sea su sistema de control.
El gobernador asegura, tras los sondeos que ya ha hecho el Banco de España, que la banca española quiere avanzar hacia los sistemas más avanzados de control de riesgos. Pero recomienda cautela para decidir el sistema que se quiere implantar. Además, aconsejará a las entidades que tengan en cuenta su tamaño y tipo de negocio.
De hecho, uno de los inconvenientes de optar inicialmente por el sistema avanzado son las fuertes inversiones en informática que debe realizarse. Por ello, Caruana mantiene que 'no es posible que todos los bancos quieran ir al principio a los sistemas más avanzados'. 'Un banco de tamaño pequeño o mediano podría perfectamente gestionar sus riesgos con el sistema estándar o medio'. El Banco de España negociará entidad por entidad el sistema a aplicar y no permitirá implantar uno para el que no esté preparado aunque éste sea más avanzado.
Las Claves A elección de la entidad
Aplazada a 2008 parte de la entrada en vigorTodas las entidades tendrán que comenzar a aplicar las nuevas exigencias de capital de Basilea II en 2007, como estaba previsto inicialmente. Aunque podrán retrasarse un año más, hasta 2008, las que se decanten por los sistemas de control de riesgos más avanzados, según explicó ayer Caruana al referirse a la decisión tomada el martes en el Comité de Supervisión Bancaria. El aplazamiento era conveniente, 'porque estábamos en un calendario muy ajustado', aseguró.Los tres métodos de medición del riesgoBasilea II establecerá tres métodos de medición de riesgos a elección de cada entidad. El sistema estándar es el más sencillo y parecido a Basilea I, al estar basado en parámetros externos únicos. Las entidades podrán optar además por adoptar un sistema avanzado, con modelos de gestión de riesgos internos que tendrán que ser aprobados por el supervisor bancario, o un modelo intermedio en el que algunos parámetros serán estándar y otros basados en sistemas internos.Sólo los grandes aplicarán el acuerdo en EE UUEl reconocimiento de la diversidad de los sistemas nacionales y de los bancos incluido en el espíritu y el texto del acuerdo permitirá que en Estados Unidos las normas de Basilea II sólo se apliquen en las 20 mayores entidades del país. Sin embargo, esos bancos representan el 99,9% de los activos estadounidenses que compiten internacionalmente. El resto de la banca mantendrá normas similares a las de Basilea I, pero que tienen un carácter muy estricto.
Adaptación y efectos
La cooperación entre los responsables de los sistemas bancarios nacionales se convertirá en un elemento central para la aplicación de las nuevas normas de Basilea II, explicó ayer Caruana al comentar las tareas de los supervisores de origen y de destino.Una encuesta elaborada por KPMG entre 294 entidades de 38 países indica que sólo el 8% de los bancos cumple actualmente con el ritmo de instrumentación de la nueva normativa. Alrededor del 50% de los encuestados ha declarado no haber superado aún la fase de evaluación.La mayoría de los 7.750 bancos de la Unión Europea verán elevarse sus ganancias entre 10.000 y 12.000 millones de euros anuales tras la entrada en vigor de Basilea II. Un estudio de PriceWaterhouseCoopers hace surgir esta cifra de la reducción de los niveles de capital que provocará el nuevo acuerdo.La adecuación de los bancos y los sistemas nacionales a Basilea II será seguida muy de cerca por el Comité de Supervisión. De tal manera, se asegurará que las nuevas normas se apliquen en cada caso de acuerdo con la capacidad de las entidades para adaptarse.