La revolución de los accionistas empieza en Estados Unidos
Marsh & McLennan acaba de nombrar consejero a Zachary Carter, un ex fiscal. Lo ha hecho porque cuatro fondos de pensiones públicos se lo han exigido. Los cuatro fondos controlan sólo el 1,3% del capital de la firma pero aun así han conseguido que desde la corredora de seguros se oigan sus demandas y se actúe. Marsh, que es también matriz del fondo de inversiones Putnam, una firma que ha estado, y está, bajo la lupa de los reguladores, se ha visto forzada por su mal expediente en este aspecto a afrontar la realidad y ceder ante sus accionistas.
Lo que ha pasado en Marsh es parte de lo que ya se llama en EE UU la revolución del accionariado o democratización de las empresas y está siendo tan poco silenciosa como lo ha sido lo que la ha disparado, los escándalos empresariales, según Nell Minow, editora de la firma de análisis de gobierno corporativo, The Corporate Library. Los accionistas están menos dispuestos que nunca a pasar por alto lo que consideran desmanes al frente de las empresas.
Uno de los ejemplos más llamativos de esta revolución, ocurrió hace un mes en la junta de Disney. El 43% de los accionistas expresaron su rechazo al presidente y consejero delegado, Michael Eisner, de la única manera que podían, sin votarle. Desde Disney se dijo que se había entendió el mensaje y Eisner renunció a su papel de presidente, aunque mantuvo el de consejero delegado.
La obligatoriedad de que los fondos hagan público el sentido de sus votos está forzando su mayor implicación en las juntas
Para muchos accionistas, incluido el fondo de pensiones público de California Calpers, Eisner entendió el mensaje sólo a medias porque lo que querían era su salida de la empresa. No obstante, lo ocurrido en esta compañía ha dado más alas a esta tendencia. El 20 de mayo otros accionistas liderados por cinco fondos de pensiones públicos van a intentar algo similar en la junta de Safeway, la tercera cadena de supermercados de EE UU. Quieren la salida del presidente y consejero delegado además de dos consejeros, a quienes acusan de poca independencia.
Críticas al auditor (como en Worldcom, ahora MCI), a la no contabilización de las opciones sobre acciones (Hewlett- Packard) o explicaciones sobre compensaciones, son algunas de las demandas más oídas en las juntas.
A los responsables de la SEC si les ha llegado el mensaje de los accionistas. Desde octubre de 2003, el regulador de los mercados está dando forma a una normativa que facilitará que las voces de los inversores lleguen con menos interferencias a los gestores y consejeros.
Se trata de una norma que estará en fase de consulta pública hasta el miércoles y que con su redacción actual posibilitará que accionistas que representen al menos el 5% de los votos puedan proponer candidatos alternativos en la elección de consejeros. Esto sólo podría darse en dos circunstancias. La primera es que más del 35% de los accionistas se abstenga en la votación propuesta por el consejo (como ocurrió en mayor porcentaje en la junta de Disney) o que el 50% de los inversores aprueben que se incluyan estas candidaturas alternativas. Cuando se presentó el borrador de esta norma, el presidente de la SEC, William Donaldson, fundamentó su necesidad diciendo que la nula respuesta de los consejos 'muchas veces unida a las debilidades en el gobierno corporativo, demuestra la necesidad de que los accionistas tengan una mayor voz. Algo difícil ahora con las actuales reglas'. En estos momentos esta posibilidad exige embarcarse en un largo proceso administrativo y es caro.
Defensores de los derechos de los accionistas como Minow señalan que aunque los porcentajes son altos, 'la SEC tiene que contentar a todos y creo que éste es un buen primer paso'. Minow dice estar 'horrorizada por la oposición que muestran las empresas a esta norma'.
Una organización empresarial como la Business Roundtable ya la ha criticado, entre otras cosas, aduciendo que accionistas con una cierta agenda puedan manipular las empresas a pesar de que, hasta ahora, las demandas hayan ido encaminadas a mejorar su gobierno. Incluso, hablan de recurrir su puesta en marcha porque creen que excede la competencia de la SEC. La cámara de comercio también planea una defensa basada en la incompetencia del regulador.
Lo importante es que como dice Cheryl Gustitus, portavoz de Institutional Shareholders Sevices, un servicio de consultoría para los accionistas, el buen gobierno 'pesa sobre la cotización de la empresa y motiva a los accionistas'. Algunas compañías, como Dell, se han adelantado a sus dueños y no han esperado oír las quejas para poner en marcha una medida que se considera de buen gobierno que es la separación de los cargos de presidente y consejero delegado. Por ello, con o sin normativa, los expertos creen que seguirá la presión de unos accionistas cada vez más organizados.
En general, los que más lo están y son más fuertes son los fondos de pensiones públicos como Calpers, con un fuerte peso inversor y responsabilidad política, y los fondos de inversión. Gustitus recuerda que a partir de este año todos los fondos de inversión tienen que revelar el 31 de agosto cómo han votado en las juntas, lo que exige una mayor implicación. En términos de marketing, saber que un fondo ha votado a favor de la gestión de una empresa como Enron sería demoledor, explican los analistas.
No obstante ni Minow ni otros especialistas en gobierno corporativo quieren poner mucho énfasis en el peso de los fondos de pensiones públicos en general. 'Tienen más poder pero hay muchos en cada uno de los estados del país y siempre se oye hablar de los mismos, los demás están parados', critica Minow. Gustitus admite a este periódico que los grandes fondos de pensiones han jugado un gran papel en avance de la agenda regulatoria. Los expertos creen que la revolución ha llegado para quedarse.
Examen a priori ante los dueños
Poco antes de que se celebrara la junta de Disney, su entonces presidente y consejero delegado, Michael Eisner, participó en una conferencia con accionistas auspiciada por la firma Glass, Lewis & Clark que, entre otras cosas, asesora a los inversores a la hora de emitir su voto en las juntas. Eisner respondió a las preguntas de los accionistas pero siguiendo la agenda de éstos y no la propuesta por la empresa para la junta. Con toda libertad, inversores institucionales, con casi el 30% de las acciones, le preguntaban por su compensación, la división de los cargos y su posición ante la opa de Comcast entre otras cuestiones. Tras la reunión, muchos participantes decidieron retirarle el voto de confianza.Este tipo de foros de inversores, como lo llaman en Institutional Shareholders Services (ISS), están cobrando cada vez más relevancia y, de momento, sólo una empresa se ha negado a acudir a uno de ellos. En los foros no sólo se examina a los gestores, sino que los accionistas disidentes tienen posibilidad de confrontarlos.'Son muy positivos. Empezamos con ellos en enero y los vemos como una herramienta muy poderosa y efectiva de comunicación entre compañías y accionistas', comenta Cheryl Gustitus de ISS. En las reuniones organizadas por ISS se examinan además otras cuestiones relativas al gobierno corporativo, como la división de los papeles del presidente y consejero delegado.ISS es una firma que tiene ya 18 años y su portavoz admite que les ha costado que las cuestiones de gobierno sean tan principales como ahora, pero desde que explotaron los escándalos cada vez se les escucha más.