El BCE cambia el sesgo
El francés Jean-Claude Trichet ha elegido el periódico alemán Handelsblatt para cambiar el sesgo de la autoridad monetaria europea sobre los tipos de interés. Por sesgo se entiende la posición que toma el banco ante los riesgos a los que se enfrenta la autoridad monetaria: la inflación o el estancamiento; el frío o el calor. Al aludir explícitamente al frío, se entiende que en la próxima reunión los banqueros serán más proclives a rebajar el precio del dinero.
Contrasta la minuciosidad con la que el BCE parece avisar de un recorte de tipos -el gobernador del Banco Central de Bélgica se ha expresado en la misma línea- con el oscurantismo de la Reserva Federal. Son dos formas de entender la política monetaria y, mientras Greenspan considera que la sorpresa es fundamental para multiplicar los efectos de un recorte de tipos de interés, el Banco Central Europeo suele preferir una comunicación más sobria, menos dada a interpretaciones, pero también más clara. Ha estado meses diciendo que los tipos estaban bien y ahora, ante las señales de enfriamiento agravadas por el fantasma terrorista, opta por preparar el terreno para el recorte.
Una lástima, porque da mucho menos juego en los mentideros que Greenspan, quien ha creado a su alrededor una cultura de observadores que recuerda a los kremlinólogos de la etapa de la guerra fría, acostumbrados a interpretar los gestos más nimios de las autoridades para adivinar intenciones futuras.
Probablemente sea en el terreno de los tipos de interés donde más se ha notado el enfriamiento de perspectivas económicas. Si allá por noviembre se preveía, incluso, que los tipos de interés empezasen a repuntar entre el primer y el segundo trimestre -o sea, ahora-, el consenso es hoy por hoy precisamente el contrario. La pregunta que surge, pues, es hasta qué punto el mercado ha cotizado este cambio en las expectativas. Por que los índices, al fin y al cabo, está más o menos como a principios de año.