Al nuevo ministro de Trabajo
La economía y el empleo serán las materias de mayor riesgo para el nuevo Gobierno, toda vez que sus planes en política exterior, de vivienda o de convivencia ofrecen mejoras evidentes sobre la última legislatura, según el autor, quien da las claves a afrontar en materia laboral
Querido ministro: uno de los principales activos del Gobierno del PP ha sido el elevado número de puestos de trabajo creados durante su mandato. Es una realidad objetiva esa mejora, al menos en sus aspectos cuantitativos: se han creado más de cuatro millones de nuevos puestos de trabajo. ¿Qué pasará a partir de ahora?
Tienes un importante reto que superar, el de mantener la creación de puestos de trabajo. Si, por las causas que fuese, la economía se ralentizara o el mercado laboral se deteriorara, la opinión pública responsabilizaría directamente al nuevo Gobierno, causándole un severo desgaste. La economía y el empleo serán las materias de mayor riesgo para tu presidente Zapatero, toda vez que su política exterior, de vivienda o de convivencia interna nos parecen una mejora evidente sobre la que hemos sufrido esta última legislatura.
Si, por las causas que fuese, la economía se ralentizara o el mercado laboral se deteriorara, la opinión pública reponsabiliza-rá directamente al nuevo Gobierno
¿Y qué dice el PSOE en estas materias? Pues leyendo su programa y escuchando a sus portavoces nos encontramos que en ambas materias no propone nada realmente distinto de lo que ha hecho el PP hasta ahora. Políticas de equilibrio presupuestario o reformas fiscales, por ejemplo. Sí nos parece interesante y positivo la mayor apuesta en investigación, desarrollo y en infraestructura tecnológica; es absolutamente necesaria para intentar paliar la creciente brecha tecnológica que se nos ha abierto con respecto a nuestro vecinos, mermando seriamente nuestra competitividad y reduciendo nuestra productividad. En materia de empleo, amén de imprecisos llamamientos de una mejora de la calidad del empleo -no especificáis exactamente cómo lo vais a conseguir- nos encontramos con que vuestro responsable económico ya ha anticipado que pretendéis dos nuevas reformas, la laboral y la de la negociación colectiva, tantas veces retrasada.
Suponemos que anticipasteis ambas medidas para tranquilizar a unos mercados inquietos tras la conmoción de los atentados y ante la incertidumbre del cambio. Con respecto a estas dos medidas nada que decir si la reforma laboral es pactada, mientras que recomendaría mucha prudencia en la forma de abordar la reforma de la negociación colectiva.
Los convenios laborales son las bestias negras para las corrientes neoliberales, pero en verdad son absolutamente imprescindibles para otorgar transparencia, igual de oportunidades y cierta calidad en el empleo tanto para empresas como para trabajadores. Seguro que en ambas materias hay mucho que mejorar, pero hágase con tiento. Ya hemos conocido el fracaso de los dos célebres decretazos -el del PSOE y el del PP- y debemos haber aprendido de la experiencia.
En esta nueva legislatura, nuestro mercado laboral comenzará a sufrir fuertes tensiones. Dado que en 1976 la natalidad comenzó a caer, ya estamos experimentando su principal consecuencia: la brusca disminución en la incorporación de jóvenes al mercado de trabajo. Esta disminución durará al menos hasta 2018, cuando los nacidos en 1998 -año en el que se inició una tímida recuperación de la natalidad- comiencen a incorporarse al mercado de trabajo.
Los jóvenes se irán convirtiendo progresivamente en un recurso escaso, lo que tendrá un aspecto positivo -el desempleo juvenil desaparecerá y sus condiciones laborales mejorarán- pero también uno profundamente negativo: se acentuará el despoblamiento de las zonas del interior, donde las empresas tendrán severas dificultades de encontrar mano de obra. Si continuamos en la senda de creación de empleo, nos encontraremos esa misma dificultad para cubrir muchos puestos de trabajo no deseados por españoles.
Será preciso por tanto combinar tres instrumentos. En primer lugar, una adecuada política inmigratoria, de la que el Ministerio de Trabajo no puede ser ajeno, por la que, mediante una razonable gestión de los flujos migratorios, logre acompasarse la demanda de nuestro mercado de trabajo con los permisos concedidos.
En segundo lugar tendrá que aprobarse una nueva Ley Básica de Empleo que ambicione -o al menos permita- la adecuada intermediación laboral, casando ofertas y demandas, superando las inconexiones existentes entre comunidades autónomas y países europeos. Y en tercer lugar, deberá detenerse el proceso de concentración de centros de decisión económicos en Madrid, que está desequilibrando la estructura económica de la periferia. Si seguimos así, al final todos para Madrid.
Tendrás que abordar otras importantes materias como las de prejubilaciones, seguridad laboral, formación o conciliación de vida laboral y familiar; seguro que figurarán en tu agenda de prioridades.
Entras en la maravillosa casa del trabajo. ¡Mucha suerte! Tu suerte, será la de todos.