El regreso de Nader
El activista de los derechos del consumidor, Ralph Nader, anunció ayer que se presentará de nuevo como candidato a la Casa Blanca. La noticia no ha podido sentar peor en el Partido Demócrata, que todavía culpa a Nader de haber provocado la derrota de Al Gore en las elecciones de 2000.
Poco les ha durado a los demócratas el alivio que les causó la semana pasada la despedida del gran agitador Howard Dean. Ahora trataban de recoger parte del movimiento social y político que Dean ha dejado huerfano. Pero la decisión de Nader de entrar en la contienda les pondrá mucho más difícil la tarea.
En el partido ven a Nader como un doble contendiente que suma votos para George Bush y, al mismo tiempo, los resta al candidato demócrata. Y no se trata de un ejercicio teórico.
En las elecciones de 2000, Nader se hizo con algo menos de 3 millones de votos que los demócratas creen que tenían que haber sido de Al Gore. En Florida, donde se cerró aquel anómalo recuento electoral y Gore perdió por 537 votos que le costaron la presidencia, Nader se hizo con 97.488 papeletas.
Desde finales de la semana pasada, cuando iba ganando peso la posibilidad de que Nader entrase en la contienda, el presidente del Comité Demócrata Nacional, Terry McAuliffe, le ha venido pidiendo a título personal que no se presentara de nuevo. Y los editorialistas más cercanos a las posiciones demócratas se han unido a esta petición.
Ayer, McAuliffe intentó quitar hierro a la decisión de Nader, asegurando que éste ni siquiera cuenta con el apoyo de los ecologistas, que este año están apoyando a los demócratas porque saben que el voto últil contra el presidente George Bush cuenta más que nunca.
Probablemente McAuliffe se ha precipitado con este anuncio. El Partido Verde no apoya a Nader como candidato porque la mitad de sus miembros no le quiere como líder, pero se han dado hasta el verano para decidir quien será su cabecera de lista.
Nader, de 70 años, no cuenta con una base política clara. Pero esto no parece importarle demasiado. Ayer atacó tanto a Bush como a los demócatas afirmando que 'Washington es un territorio ocupado por las empresas'.
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