_
_
_
_
Mercados del Este

Las empresas españolas se abren paso

El temor está lejos de ser generalizado. Empresas y patronales españolas consideran que la ampliación de la UE ofrece magníficas oportunidades tanto comerciales como de inversión con las que se pueden contrarrestar el peligro de deslocalización industrial. Entre las compañías que miran casi con entusiasmo hacia el Este están las de alimentación y bebidas, que además ya cuentan con un hueco en esos mercados. Según Jaime Palafox, de la Federación Española de Alimentación y Bebidas (FIAB), con la ampliación 'se abren grandes oportunidades y especialmente para productos como el aceite de oliva, los vinos, la frutas frescas y las conservas'.

Arroz Sos, Cola-Cao, Borges, Campofrío y Pastas Gallo son algunas de las empresas que se han abierto camino en Polonia, Hungría, Eslovaquia o en la República Checa y que cuentan con planes expansivos. 'Son mercados -señala Palafox- menos saturados que otros europeos, en los que, además, las distancias no son realmente un gran obstáculo: no es difícil mandar camiones a Polonia, por lo que no es imprescindible montar filiales como en el caso de América Latina'.

Este sector, que compite allí con compañías de países como Alemania, Francia o Italia, y que tampoco teme una invasión de productos en España de los nuevos miembros de la UE, intenta activar su presencia con el apoyo de las cámaras y del Instituto de Comercio Exterior (Icex). Y lo hace con actos como el de la Feria de Barcelona que se celebra en marzo, a la que se ha invitado a chefs de restaurantes, así como a directivos y responsables de compras de las más importantes cadenas de distribución.

Construcción, textil, calzado, aceites, vinos y conservas son algunos de los sectores que ven con más optimismo la ampliación de la UE

También las constructoras esperan las grandes licitaciones e la mano de los fondos de cohesión comunitarios, que en paralelo irán abandonando la Europa del Sur. Y algunas compañías ya han optado por tomar posiciones a través de la compra de empresas locales, como es el caso de Ferrovial que controla Budimex, la segunda en Polonia por volumen de negocio, tras invertir más de 120 millones de euros. Este mercado ya es considerado el tercero en importancia, tras Europa Occidental y América Latina, y les sirve para diversificar riesgos. No obstante, algunos empresarios prefieren entrar en esa zona geográfica a través de concesiones como la gestión de infraestructuras 'para ir conociéndolo', a la vez que expresan ciertos temores a algunas prácticas, relacionadas con la corrupción, que dificultan el desarrollo de las actividades. Pero, pese a esos problemas que se califican de coyunturales, se sienten altamente competitivos: 'Aportamos financiación y tecnología, de la que ellos carecen'. Otra vía que se utiliza es la relacionada con la financiación internacional y multilateral de proyectos, ya sea de la mano del BEI o de otros organismos internacionales.

Inditex, Telepizza, Vega Sicilia y Mango son también pioneros en esos mercados. Según fuentes del grupo de Zara, que está presente en Polonia, República Checa, Malta, Eslovenia, Chipre y Eslovaquia, se están sondeando oportunidades para crecer en unos mercados que aportan buenas experiencias.

Tecnología

Pero tal vez el precursor sea Soluziona, del grupo Fenosa, que desarrolla en Eslovaquia proyectos de consultoría y de implantación de sistemas de gestión en empresas energéticas desde hace trece años, lo que le ha llevado a implantar una fábrica de desarrollo de software en Bratislava. En la República Checa, en donde se ubicó en 1992, se ha centrado en la transformación de servicios públicos y cuenta con cerca de 90 profesionales. En conjunto, en esos dos países y en Hungría facturó 10 millones de euros en 2003.

El año pasado España exportó a Polonia, la República Checa y Hungría por importe de 1.142 millones, 702 millones y 625 millones de euros, respectivamente, por lo que ocupó los puestos 14, 21 y 26 del ranking mundial. En el Consejo Superior de Cámaras de Comercio se considera que esas cifras son mejorables. Según su director de relaciones internacionales, Fernando Puerto, las empresas españolas prácticamente sólo van a los países más fuertes de los 10 que se incorporan a la UE y tienen todavía mucha labor por hacer para sólo acercarse al nivel de países como Alemania y Francia.

Y además, añade, dado que España no ha estado presente en ese área durante los grandes cambios que experimentaron en la década de los noventa durante los procesos de privatización. Ahora las oportunidades, a su juicio, van desde los bienes de consumo a los de equipo, pasando por sectores como el de los ferrocarriles. 'Se abren para todos los sectores si tienen calidad y son competitivos', añade. 'El gran reto es convertirse en algo muy próximo', añade. En esta línea, las cámaras han dirigido hacia esos países unas 18 misiones de las casi 500 que realizó el pasado año.

El directivo de las cámaras también es optimista sobre el crecimiento económico que tendrán esos países, mientras que no teme una huida de empresas generalizada hacia el Este. 'No es un fenómeno masivo, se van a ir quienes ya estaban pensando en irse', añade. 'Además hay que considerar que si los costes salariales son ahora más competitivos, son también países interesantes para que se instalen las empresas españolas'.

'Estamos obligados a mejorar nuestra presencia en los países del este de Europa, que ahora es muy pequeña', señala Balbino Prieto, presidente de Club de Exportadores. 'España puede recuperar el tiempo perdido'. Considera que se debe invertir en redes de distribución, con lo que se mejorará la penetración de las empresas a alimentación, textiles, calzado y otros bienes de consumo. 'Inversiones -subraya- para no quedarse fuera del circuito y para contrarrestar las posibles deslocalizaciones'. Como otros exportadores, lamenta la debilidad del sistema financiero de Polonia, República Checa, Eslovaquia o Hungría, así como la ausencia de la banca española que facilitaría la toma de posiciones de pymes'.

Antonio Vega, director general de Viza Automoción, empresa que acaba de abrir una factoría en la ciudad checa de Pilsen tras invertir 100 millones de euros, conoce por su experiencia el atractivo con el que cuentan esas naciones. 'Nosotros optamos por la República Checa para mejorar nuestra situación geográfica respecto a Occidente y para hacer frente a la demanda de componentes automovilísticos de las empresas ubicadas en Alemania y Europa del Este'.

'Los costes salariales son más competitivos y el nivel de formación es alto', señala, al tiempo que recuerda que algunos de los países que se incorporan a la UE 'cuentan con una importante tradición industrial'. Como aspectos negativos señala las dificultades estructurales. Tampoco cree que se vaya a producir una salida masiva de empresas de España hacia allí, 'ya que no se improvisa una red industrial'. Esta empresa, que tiene un acuerdo con una universidad para la contratación de personal, 'se beneficiará además del aumento de las rentas y el consumo'.

La flexibilidad, la clave para competir

Las empresas de electrónica y de automóvil están en el grupo de riesgo. En las últimas semanas no han faltado ejemplos -como el cierre de Samsung en Barcelona- de la competencia en costes salariales, más elevados en España que en los nuevos países comunitarios, y a pesar de que en estos negocios el componente tecnológico tiene un peso muy importante. No obstante, estos sectores consideran que todavía se pueden evitar salidas masivas. Luis Valero, director general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camones (Anfac), manifiesta que 'la clave para competir es la flexibilidad más que las diferencias salariales'. Flexibilidad, afirma, para adaptarse a las características de las empresas automovilísticas que en ocasiones tienen que aumentar la producción de un modelo por el éxito en el mercado, aunque, por el contrario, también pueden verse obligadas a reducirla al no lograr el eco esperado. La capacidad para reaccionar en los países del este de Europa es más elevada.Otros factores importantes para competir y exportar, a juicio de Luis Valero, son 'un tratamiento fiscal adecuado y la mejora de las infraestructuras portuarias, especialmente dado la saturación de las autopistas hacia Europa'.También destaca que el problema real para España se puede presentar en unos años, cuando los grupos automovilísticos tengan que elegir en qué factoría van a fabricar sus nuevos modelos. 'La competencia se va a dar en el seno de las compañías', dice. Además prevé cambios significativos en esos mercados, tanto en la capacidad instalada, que es ahora de 1,2 millones de turismos al año, como en las ventas, con unas matriculaciones de 600.000 coches al año, frente al 1,6 millones de España y Portugal. 'El riesgo existe, pero el fracaso no se puede dar por hecho', subraya.Según los últimos datos, Eslovenia, con un salario medio bruto en la industria de unos 920 euros mensuales, está a la cabeza de los países de ese área geográfica, seguido de Polonia, con 600 euros, y Hungría, con casi 500 euros. Mientras, Eslovaquia, que se perfila como el principal destino de los proyectos automovilísticos, cuenta con un salario medio bruto en la industria de 320 euros. En España asciende a 1.690 euros.

Archivado En

_
_