Sobra liquidez
Uno de los dilemas a los que se enfrentan muchos agentes en el nuevo año es qué hacer con la cantidad de fondos prestables que obran en su poder. Ordenándolos de mayor a menor, en primer lugar nos encontramos con un volumen de reservas en los principales bancos centrales que no se conocían en muchos años.
En segundo lugar, los hogares en buena parte del planeta atesoran también un volumen de fondos que, según la evolución de los agregados monetarios más estrechos, como M1, se mantienen en forma muy líquida. Por dar algunas cifras, en la UEM el agregado M1 crece a un ritmo del 26% anual (dato de noviembre), en EE UU lo hace al 7% anual, y en España tenemos un volumen de efectivo en circulación de casi el 10% del PIB.
El siguiente sería qué elementos han llevado a este escenario. El primero, y más llamativo, ha sido la ingente inyección de liquidez de los bancos centrales en las principales economías, principalmente Japón y EE UU. Esto, junto a la coyuntura en los mercados financieros internacionales en los últimos tres años, con la profunda crisis bursátil y la acumulación de escándalos contables, ha derivado en una acumulación de fondos en activos a corto o en efectivo que sigue desafiando, en parte, la lógica económica.
El mundo necesita en estos momentos políticas monetarias más duras
Como consecuencia de lo anterior, y centrado en la reducción, hasta el absurdo, del coste de oportunidad de mantener dinero líquido, esto está provocando que la banca internacional haya tenido que agudizar el ingenio para captar pasivo y redoblar el esfuerzo en promover el monocultivo en el campo del activo, es decir, el crédito hipotecario, algo muy nítido en España y EE UU. Esto ha tenido, y tiene, un efecto perverso sobre la forma de hacer banca, alejándose del papel tradicional y entrando en una subasta a la baja de las condiciones del crédito y al alza en el porcentaje de concesión del crédito, particularmente en España, y abandonando en muchos casos el crédito empresarial.
El principal efecto teórico de un crecimiento monetario tan elevado es inflación alta, por lo que el mito que subyace en los mercados financieros, alentado por algunos bancos centrales como la Reserva Federal (Fed), de que no existe inflación en la economía de EE UU es falso. La inflación, que es un fenómeno monetario, en EE UU y también en la UEM o España es manifiestamente más alta que lo que el IPC nos indica. No hay que olvidar que los activos en muchas de estas economías se incrementan a un ritmo del 20% (inmuebles en España o en EE UU) o del 15% en muchos índices bursátiles.
El ejemplo contrario es el caso japonés, donde la enorme inyección de liquidez por parte del Banco de Japón no llega a sus destinatarios finales, empresas y familias, principalmente por el fallo en el canal de crédito ante la grave coyuntura de impagos. Por ello, se mantiene la situación de deflación, es decir, una caída generalizada de precios en la economía.
Esta situación, por tanto, debería ser mejor explicada por las autoridades y terminar cuanto antes con la incertidumbre de mantener más tiempo unos tipos anormalmente bajos para la coyuntura económica internacional, salvo en el caso japonés. Cada vez existe mayor riesgo de que la inflación de activos y la acumulación de endeudamiento pueda derivar en una coyuntura no deseada, principalmente en la congelación o retraso de proyectos que generen valor añadido y riqueza en las economías desarrolladas.
Un ejemplo claro puede ser la economía española. La proporción de efectivo en términos de PIB, pero sobre todo su aumento, responde a un modelo de crecimiento y acumulación de riqueza poco recomendable. La tenencia de tanta liquidez sólo se explica por un motivo transacción ante la abultada demanda de activos inmobiliarios dadas las expectativas de revalorización de los mismos, lo que en buena parte, además, se mantiene oculto fiscalmente. Esto alimenta la espiral de exceso de demanda en el sector y retroalimenta el crecimiento de los precios, impidiendo, en muchos casos, la reasignación de carteras hacia un equilibrio más eficiente de activos financieros e inmobiliarios.
El mundo necesita políticas monetarias más duras en estos momentos, para reconducir la liquidez hacia tenencias más ajustadas a una situación en la que lo verdaderamente necesario es acometer proyectos de inversión con alto valor añadido, innovación o generación de empresas. Unido a esto, y para evitar riesgos excesivos, la construcción y el sector inmobiliario deben perder peso en algunas economías, lo que sólo se logrará cuando los tipos sean más altos, la fiscalidad (particularmente en España) más efectiva o las alternativas de inversión más atractivas.
Responsable de Análisis de Intermoney ainurrieta@grupocimd.com