La historia suiza de un rosado catalán
Cuando uno bebe un cava o un vino, puede deleitarse con su aroma, con los matices que aportan cada una de las diferentes variedades de uva o disfrutar del grado de acidez que le confiere la añada correspondiente. Sin embargo, cada vez más, al consumidor de un vino le gusta conocer la historia o el origen del caldo que está bebiendo, ya sea para su propio acervo o para mejorar sus relaciones sociales.
El cava rosado Perles Roses, de Naverán, lo tiene todo. Se trata de un cava rosado sutil nacido en el margen derecho del río Anoia, muy cerca de Sant Sadurní (Barcelona). Está elaborado al 100% con la variedad pinot noir, una uva de piel negra y carne blanca con la que produce la mayor parte de los champanes franceses de gama alta.
En España, el Consejo Regulador del Cava sólo permite la utilización de pinot noir en la elaboración de rosados, mientras que el cava de toda la vida mantiene la tradicional fórmula de macabeo, xarel.lo y parellada (con algunas concesiones al chardonnay).
Perles Roses tiene un tono asalmonado, una burbuja muy fina y un gusto sutil que suele entusiasmar a los paladares femeninos.
Pero, además, este cava tiene una historia que contar. Cavas Naverán es propiedad de Michel Gilleron, un suizo de madre catalana que pasados los cuarenta decidió abandonar una carrera de éxito en su Ginebra natal e instalarse en la finca de sus abuelos en el Penedés. Allí cuenta con 110 hectáreas de viñedo que destina a la elaboración de cavas y vinos.
Hace cinco años plantó una hectárea de pinot noir con la que elaboró tres cavas rosados: uno con el 50% de esta variedad, otro con el 75% y otro con el 100%. 'Al final, el monovarietal ha resultado ser el mejor', según Gilleron. Este año, Naverán comercializará 20.000 botellas de Perles Roses, un cava que sólo se comercializa a través de las cartas de algunos restaurantes de Barcelona.