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Tribuna
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Asimetrías económicas

La zona euro sufre desequilibrios estructurales que afectan a su crecimiento global. El autor analiza las opciones europeas como posible líder de la economía mundial a la hora de relevar a EE UU como motor de crecimiento económico

Hay un riesgo que amenaza la continuidad de la recuperación económica mundial: su elevada concentración sobre la economía estadounidense. Es normal que haya un país o zona económica que lidere la recuperación mundial. Aunque el monopolio de este papel por la economía de Estados Unidos, desde bien entrada la década de los noventa, es un motivo de cautela. Más cuando la economía estadounidense presenta importantes desequilibrios, algunos de los cuales se han acentuado en lugar de reducirse en la anterior fase de desaceleración. Especialmente el déficit de la balanza por cuenta corriente, que alcanzará el próximo año el 5,6% del PIB. Este elevado déficit no presenta a corto plazo más dificultades que las derivadas de su financiación. Pero a medio plazo puede tener consecuencias claras en el plano económico, al menos en lo que se refiere al continuo endeudamiento de las familias. En definitiva, alguien tiene que asumir en el futuro el papel de motor de crecimiento mundial reemplazando a la economía norteamericana.

Dentro de los países desarrollados sólo tenemos dos posibilidades a cual más cuestionada: la zona euro y Japón. En ambos casos por la debilidad de su estructura productiva, aunque con más problemas por resolver en el caso de la economía japonesa. Hablar ahora de la necesidad de apuntalar el crecimiento de la zona euro es lo mismo que apelar a que la economía alemana y francesa superen sus problemas. Para este año esperamos un crecimiento del 0,4% del área, con un descenso del PIB del 0,1% en Alemania y crecimiento del 0,2% de la economía francesa. Pero la recuperación está a la vuelta de la esquina: esperamos un crecimiento del 1,6% en 2004, similar al previsto para la economía francesa y algo menos, hasta un 1,3%, para la alemana. En los próximos años el crecimiento para el área podría alcanzar su ritmo potencial en el 2%, con un crecimiento promedio del 1,8%-1,5% para las dos principales economías. ¿Suficiente para ser motor de crecimiento?

El riesgo de la zona euro es que profundice la discrepancia en el crecimiento económico y financiero entre Francia y Alemania

Lamentablemente no. No, al menos, si pretendemos que el crecimiento mundial mantenga un ritmo de estable del 3,5%. Siendo escépticos para la economía japonesa, sólo resta de nuevo confiar en que la economía estadounidense mantenga un ritmo de crecimiento a medio plazo del 4. O que las autoridades políticas europeas tomen medidas para acelerar su crecimiento potencial. En esta situación estamos.

Al inicio de la puesta en circulación del euro surgió un debate sobre el grado de convergencia real entre las economías. Y es que, si los indicadores financieros de Maastricht suponían la barrera de entrada oficial hacia la UME, el test importante vendría dado por la posibilidad de asimetrías en el crecimiento. En parte, lo hemos visto en los dos últimos años, como el importante avance en la convergencia real de la economía española bajo un escenario de desaceleración mundial. Ahora escuchamos advertencias sobre los riesgos a medio plazo para estas economías de mayor crecimiento, una vez que la ejecución de la política monetaria desde el BCE comience a ser menos expansiva. Pero será un problema de las autoridades nacionales, en concreto, de las españolas, que deberán hacer frente a la combinación de un rápido endeudamiento de las familias y de la pérdida de competitividad del sector industrial. Sin embargo, hay un riesgo mayor para la eurozona: que las discrepancias en el crecimiento económico y las condiciones financieras se profundicen entre Alemania y Francia. Según la OCDE, el output-gap (diferencia entre el crecimiento potencial y real) podría ser de -0,8 puntos en Francia, pero más de 2 puntos en Alemania en 2004. También varían las perspectivas de inflación, que esperamos sean casi el doble en promedio entre 2004-2005 en Francia que en Alemania. El déficit público nominal actual, similar en términos de PIB en ambos casos, esconde un déficit estructural mayor para Francia. Y la mayor debilidad del crecimiento alemán explica su mejora relativa en la posición exterior, con un superávit de la balanza corriente esperado para el próximo ejercicio del 1,6% frente al 0,9% del PIB en Francia. La discusión sobre la aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento es un ejemplo de los retos de la UE. Algunos miembros del BCE han calificado de desastre que se aplace su cumplimiento, advirtiendo del riesgo, en términos de credibilidad y de continuidad, en la convergencia de política fiscal. La situación podría haber sido peor si Alemania y Francia hubieran mantenido discrepancias. Pero es un riesgo que se puede acentuar. Al menos quedará el consuelo de que la asimetría en el crecimiento norteamericano sea suficiente para mantener el crecimiento. Hasta que alguien le releve.

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