El ahorro familiar en Europa cae un 40% desde 1990
Desde hace varios años, las autoridades monetarias y políticas de todo el mundo prestan especial atención al comportamiento financiero de los hogares, ya que esta variable ofrece importantes pistas sobre los flujos de financiación e inversión de las economías.
Buena prueba de este interés creciente por la dimensión financiera del ahorro de las familias es el esfuerzo acometido por varios bancos centrales de la Unión Europea (UE) por elaborar cuentas nacionales financieras homogéneas.
En este sentido, según las últimas cifras disponibles, que han sido recogidas en el último informe de la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas), las tasas de ahorro bruto en las principales economías occidentales han registrado un estancamiento generalizado desde principios de los noventa y el sector hogares no ha sido una excepción en esa tendencia.
Además del descenso general, los números confirman las fuertes diferencias que existen entre los niveles de ahorro familiar de unos países y otros dentro de la UE.
Así, con el cierre de 2002, los países con mayor porcentaje de ahorro familiar respecto a la renta disponible fueron Italia, con el 16%, seguida de Irlanda, con el 13,8%; Bélgica, con el 13,7%; y Francia, con el 12,2%, mientras la media de la UE fue el 10%.
Por contra, la clasificación de los Estados con menor ahorro de los hogares la encabezó Finlandia, con una tasa negativa del 0,3%, seguida del Reino Unido, con el 5,2% y Dinamarca, con el 6,2%.
Fuertes descensos
Los números demuestran que el ahorro de las economías domésticas de la UE, si bien con una evolución irregular, ha disminuido en términos netos en la mayor parte de los países un promedio del 39,8%, mientras si reducimos la comparativa a la zona euro la caída se sitúa en el 22,3%. El descenso es todavía mayor si se analiza el conjunto de naciones de la OCDE, donde el ahorro de las familias ha caído un 43,3% en el mismo periodo. Los expertos prevén para el corto plazo una ligera recuperación del ahorro, pero sin que pueda hablarse de cambio de tendencia.
Según destaca Funcas, en 1990 las familias europeas ahorraban una media del 16,6% de su renta disponible, los hogares de la eurozona, un 13,9%, mientras los de la OCDE eran los menos ahorradores, con el 12%.
En todos los casos se han producido significativos descensos. En la UE se ha pasado a un ahorro familiar del 10% de la renta disponible; en la eurozona, al 10,8%, y en la OCDE, a un exiguo 6,8%.
Cómo han empleado sus recursos los hogares es una información sobre la que no se tienen suficientes datos de un número representativo de países hasta el año 1995.
Las cifras explican que las operaciones financieras realizadas por las familias se han caracterizado la última década por el mantenimiento de elevadas tasas de endeudamiento (con créditos de origen hipotecario) y una moderada adquisición neta de activos, sólo interrumpida con el repunte de 1998 y 1999 por la elevada inversión en renta variable en esos años.
DIstintos comportamientos
Los finlandeses, los menos ahorradoresEntre los países que han experimentado un mayor descenso de su tasa de ahorro familiar destaca el caso de Finlandia, una de las naciones donde tradicionalmente el porcentaje de renta que las familias destinan al ahorro es más bajo. Si en 1990 los finlandeses apenas reservaban el 2,2% de sus ingresos al ahorro, ahora representan al único país con tasa negativa.Irlanda y Francia, a contracorrienteIrlanda y Francia constituyen las dos excepciones a la evolución negativa que ha protagonizado el ahorro en la UE desde principios de los noventa. Así, ambas naciones han registrado un incremento neto de sus tasas de ahorro familiar del 62,4% y el 56,4%, respectivamente. También llama la atención el caso de Suecia, donde en 1990 el porcentaje era cero y en 2002 alcanzó el 8,2%.Efectivo y depósitos frente a accionesAdemás de no destinar el mismo porcentaje de renta al ahorro, las operaciones financieras de los hogares tampoco son idénticas. Efectivo y depósitos tienen un elevado peso en Austria (del 55% al 60%), España (34%-42%) o Alemania (34%-38%) del total de activos. Acciones, participaciones y fondos de inversión representan entre el 10% y el 35%, excepto en Finlandia, con el 60%.Ganan adeptos los segurosSi hay algún conjunto de activos de los que se puede afirmar que ha habido un crecimiento lineal en su participación en los últimos años en la práctica totalidad de los países son los seguros y los fondos de pensiones. Destaca el caso del Reino Unido, donde representan hasta el 60% del activo total, en Dinamarca el 40% y en Alemania y Francia se acercan al 30%.
Claves del gasto de los españoles
1. Si la evolución de las operaciones financieras netas respecto al PIB en la eurozona indica un estancamiento del ahorro financiero familiar, en España puede hablarse más bien de claro retroceso. Los flujos financieros netos respecto al PIB han pasado del 6,2% en 1995 al 1,4% en 2002. La razón es la conjunción de un estancamiento en la adquisición neta de activos con un pronunciado crecimiento del endeudamiento crediticio, con un aumento de los pasivos netos contraídos del 3,6% en 1995 al 7,8% en 2002.2. Una de las características que subraya el estudio elaborado por Funcas para España es la recuperación de los depósitos bancarios, con una variación neta del 3,2% sobre el PIB en 2002 y una previsión de alcanzar el 4% este año. Los expertos explican esta vuelta a los activos tradicionales por la incertidumbre que aún acompaña a los mercados de valores. No obstante, la compra de acciones y participaciones parece iniciar una tímida recuperación, sobre todo los fondos de inversión garantizados.3. Una vez analizados los flujos financieros de los hogares españoles debe destacarse cuál es la estructura de su balance. El conjunto de los activos familiares ha pasado de los 0,64 billones en 1995 a 1,13 en 2002, lo que significa un incremento neto del 77,2%. El efectivo y los depósitos representan el 42,45% del stock financiero. Las inversiones en renta variable alcanzan el 36,27%.4. Por lo que respecta al pasivo financiero familiar, éste ha aumentado pasando de los 0,19 billones de 1995 a 0,45 billones, sin duda, por culpa del aumento de la financiación crediticia de naturaleza hipotecaria. Entendiendo por riqueza financiera la diferencia entre activos y pasivos, esta magnitud ha aumentado de 0,45 billones en 1995 a 0,75 en 1999. Esta mejora se invirtió en 2002, cuando el saldo cayó a 0,69 billones, aunque no quiere decir que las familias se hayan empobrecido, porque el valor de sus inversiones inmobiliarias compensa el alto endeudamiento.