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Columna
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Crecer y crear empleo

Un crecimiento económico que no sea intensivo en creación de empleo es un crecimiento cojo, que se tambalea por su pata social, según el autor, que enfatiza los logros de la política económica del Gobierno en el área del fomento de nuevos puestos de trabajo

Si el derecho al trabajo es el derecho social básico, la política social básica, la principal política social, es la que consiste en crear empleo. Un crecimiento económico que no sea intensivo en creación de empleo es un crecimiento cojo, que se tambalea por su pata social. Por esto, el primer objetivo de los Presupuestos Generales del Estado para 2004 es impulsar el crecimiento y la creación de empleo. Algunos lo tenemos muy claro, otros no. Es el caso del Partido Socialista, que concentra su discurso político en denunciar la supuesta falta de productividad de la economía española, ignorando cuál es la productividad de un parado y, por consiguiente, que el objetivo fundamental es seguir en la senda de la creación de empleo.

Nuestra política económica, desde 1996 está orientada a avanzar en el proceso de convergencia real con la UE en términos de renta y empleo. Durante estos años hemos mantenido un diferencial de crecimiento respecto a la UE de nuestro PIB y de nuestro ritmo de creación de empleo. Hemos registrado un crecimiento anual del PIB superior, en promedio, en 1,2 puntos porcentuales al de la UE, y un crecimiento anual del empleo que ha superado 1,5 puntos porcentuales al crecimiento medio del conjunto de la UE.

Al Estado no le corresponde crear empleo, sino las condiciones para que los agentes económicos asuman esa tarea

En 1995 había 12,5 millones de personas ocupadas, en el segundo trimestre de 2003 había 16,7 millones de personas ocupadas, una creación de empleo que ha beneficiado fundamentalmente a las mujeres. En un contexto de aumento de la población activa, la tasa de desempleo ha pasado del 23 % al 11 %.

Es decir, una de las características del ciclo económico español ha sido el fuerte ritmo de creación de empleo, con una estrecha relación crecimiento-empleo. Si analizamos la elasticidad producción empleo media del periodo 1996-2002 (definida como el cociente de la tasa de variación interanual media del PIB y de los empleos equivalentes a tiempo completo de la Contabilidad Nacional), veremos que casi un 80% del crecimiento se tradujo en creación de puestos de trabajo, mientras que la anterior fase expansiva del ciclo económico español, 1985-1992, esta elasticidad apenas alcanzó el 30%.

La evolución del mercado de trabajo durante estos años carece de precedente en nuestra historia económica inmediata. Nuestra economía ha sido capaz de mantener un diferencial de crecimiento y de creación de empleo respecto a la eurozona incluso en momentos de atonía cíclica.

Un observador avezado puede preguntarse por qué nuestra economía ha sido capaz de mantener un ritmo tan fuerte de traslación del crecimiento al empleo. La respuesta hay que buscarla en una política económica bien planteada que ha sido capaz de crear un marco de estabilidad macroeconómica, una buena utilización de los instrumentos de política económica orientados a la creación de empleo y a la inversión productiva, unas reformas fiscales que han estimulado la economía productiva, y la traslación del protagonismo en la creación de empleo del sector público al sector privado y a la sociedad civil.

Al Estado no le corresponde crear empleo, sino crear las condiciones normativas, fiscales y administrativas para que los agentes económicos asuman esa tarea. Para conjugar esta complicidad civil se han emprendido importantes reformas estructurales, también del mercado de trabajo. Desde la Ley 63/97 de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo y fomento de la contratación indefinida, que tuvo un papel decisivo para, vía bonificación, contribuir a la conversión de contratos temporales en definitivos, hasta el más reciente decreto-ley de medidas de reforma económica.

Esta última disposición incorpora un conjunto de medidas, como la bonificación íntegra de las cuotas empresariales a la Seguridad Social para las mujeres que se reincorporen al trabajo después de la maternidad, la modificación de la normativa sobre la capitalización de la prestación de desempleo, y reducciones y exenciones de las cuotas de autónomos para colectivos de difícil inserción laboral. En definitiva, medidas de estímulo a la creación de empleo por cuenta propia, que se añaden a las medidas fiscales y sociales que durante toda la legislatura se han emprendido para estimular el empleo por cuenta ajena.

Los Presupuestos para 2004 son el reflejo presupuestario de estas políticas que enfatizan la creación de empleo. Sin duda, la prioridad del Gobierno.

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