"No debemos agravar el riesgo de recesión"
La zona euro se enfrenta a la primera crisis económica de su historia y todos los engranajes institucionales creados para la Unión Económica y Monetaria están rechinando. El verbo suave y tecnócrata del comisario de Economía, Pedro Solbes, se esfuerza en engrasar la maquinaria para que sobreviva al batacazo económico. Pedro Solbes se aferra a la vigencia del Pacto de Estabilidad, cuyo contenido considera difícilmente mejorable. Y defiende su aplicación incluso en los momentos difíciles porque, dice, 'el déficit público no es progresista'. Pero no está dispuesto a llevar su ortodoxia hasta el punto de condenar a un país como Francia a la recesión. Un gesto de contención del gasto en París bastará para evitar las sanciones y extenderá hasta 2005 el plazo para que el Gobierno de Chirac coloque el déficit por debajo del 3% del PIB.
Pregunta. La actitud rebelde de Francia frente al pacto parece indicar que ya cuenta con los apoyos necesarios para librarse de posibles sanciones.
Respuesta. No sé el resultado final del actual proceso. Conozco los márgenes y los procedimientos. La Comisión Europea está trabajando en una solución que sea compatible con el pacto y el tratado, que tenga sentido económico, que tome en cuenta los intereses de la zona euro en su conjunto, pero también los intereses de Francia. Creemos que soluciones que sean formalmente correctas, como las sanciones, no son las correctas en este momento del procedimiento.
"Las finanzas públicas saneadas es el elemento más progresista del que se puede disponer; los recursos hay que gastarlos de la manera más eficaz"
"La práctica nos lleva a que hay que estar por debajo del límite de déficit del 3% del PIB tres años después de que se supera ese nivel"
P. ¿Y cuál es el margen en esa negociación?
R. Estrecho, como siempre en este tipo de cosas. Está la posición, considerada por algunos como óptima, que es ir a un sistema de sanciones. Yo creo que eso tiene una coherencia sólo nominal con lo establecido en el pacto. Pero tiene un fallo, porque parte de que no ha sucedido nada desde la última recomendación a Francia en junio de este año. Nosotros pensamos que desde entonces ha sucedido algo importante. Y es que, sin entrar a discutir por qué, las previsiones de crecimiento son hoy claramente menores que las que teníamos cuando se tomó la decisión sobre Francia. Es un elemento relevante que debemos valorar y ver, consecuentemente, si el esfuerzo exigido para estar por debajo del 3% en 2004 tiene sentido económico.
P. ¿La relevancia del cambio en las previsiones de crecimiento llega hasta el punto de permitir que Francia invoque 'circunstancias especiales' para no cumplir el pacto?
R. Creo que no utilizaremos la cláusula de circunstancias especiales. Preferimos hablar de la lógica del sistema. Debemos aplicar el pacto de tal forma que no agravemos el riesgo de recesión en un país. Sabemos que la caída de actividad es de punto y medio entre 2003 y 2004. Pasar de un déficit nominal del 4% en 2003 al 2,9% en 2004 exigiría una reducción del déficit estructural de punto y medio, lo cual es un enorme esfuerzo para un solo año. Pedirle a Francia ese esfuerzo adicional es demasiado. Lo que Francia propone en el presupuesto incluye importantes esfuerzos estructurales equivalentes a una reducción del 0,6%, pero no compensa todo lo que no se hizo en 2003, por eso el esfuerzo fiscal debe ser mayor. En otro caso, los riesgos de perpetuar un déficit excesivo son muy altos. Por consiguiente, tenemos que asegurar un esfuerzo sustancial en 2004, para asegurar que el déficit se sitúa por debajo del 3% en 2005.
P. ¿Espera que Francia tome alguna nueva media de corrección del déficit en las próximas semanas?
R. Somos muy conscientes de las preocupaciones francesas, conscientes de la dificultad para ir más lejos que el presupuesto actual. Estamos preparando el contenido de la nueva recomendación, y no esperamos nada de Francia antes de ese texto, sino después.
P. ¿Cuenta con los apoyos necesarios en el Consejo para aprobar esa recomendación?
R. Hay que esperar a que se produzca el debate. No me pronuncio en estos momentos sobre el resultado del voto, aunque lógicamente tenemos una cierta impresión de cuáles son las tendencias de los diferentes países. Unos querrían ir más lejos y otros querrían ir menos. Pero todo dependerá de la propuesta que haga la Comisión.
P. Holanda ha advertido que denunciará a la Comisión si la propuesta no respeta el pacto.
R. No tengo nada que objetar a la posición holandesa. Las normas están para cumplirse y en una unión es importante que se respeten. Si Holanda cree que no se aplica el pacto, tiene todo el derecho a ir al Tribunal de Justicia. Haré todo lo posible, eso sí, para que el pacto se cumpla y para que si Holanda toma esa decisión, tenga los menos argumentos posibles para defender su denuncia.
P. ¿Ha echado en falta a lo largo de este conflicto el respaldo del presidente de la Comisión, Romano Prodi?
R. No hay conflicto. Y tengo el respaldo del presidente en cuanto a la solución. En el debate no todo el mundo expresa la misma posición, pero una vez que la Comisión ha tomado postura oficial, el respaldo ha sido absoluto por parte de todo el mundo.
P. El conflicto con Francia revela las dificultades de convivir en una unión monetaria. ¿Cómo saldrá la zona euro de su primera crisis: fortalecida o debilitada?
R. Creo que con el euro está sucediendo lo que pasa siempre con los cambios. Se olvidan muy rápidamente los aspectos positivos y se resaltan los desajustes. Olvidamos que el euro ha sido clave para la política monetaria que tenemos ahora, desde el punto de vista de permitirnos tipos de interés bajos; y ha sido fundamental para evitar tensiones de tipo de cambio en Europa en este periodo. Nos ha dado una gran estabilidad. Es verdad que estamos viviendo un periodo en el que el crecimiento es bajo a pesar de una política monetaria adecuada para la situación actual. Creo que los problemas son de otra naturaleza: en una economía más abierta y más globalizada, los responsables económicos tienen que poner al día los países e ir modernizando sus economías, y a veces esos procesos de modernización o de cambio no se hacen a tiempo.
P. ¿Será el Pacto de Estabilidad la víctima de la actual crisis?
R. Cuando se nos dice que el pacto no funciona, que está muerto... el pacto está vivo, está tan vivo que se aplica todos los días y está todos los días en la prensa. Pero parto de que todo modelo, por perfecto que sea, tiene que estar sometido a crítica, para destacar los aspectos positivos y corregir las ineficiencias. El pacto es una convención, en la que yo creo que los elementos básicos son permanentes, como, por ejemplo, que es bueno tener una situación de equilibrio presupuestario a medio plazo en los países de la Unión. No soy partidario, desde luego, de modificar el pacto mientras no se tenga una idea muy clara de qué es lo que se quiere hacer. Creo que la conclusión a la que llegaríamos después de muchos debates es que el pacto no sólo no está mal, sino que está bastante bien.
P. Pero su propio departamento ha reconocido que algunos elementos del pacto acentúan la tendencia del ciclo económico, sea positiva o negativa. Y sus estimaciones indican que una reducción del medio punto del déficit en Francia costaría tres décimas en términos de PIB a ese país.
R. En los periodos de bonanza las normas nos daban un margen de actuación reducido. Y cuando hemos intentado utilizarlo para alertar de la existencia de políticas procíclicas en algún país, como en Irlanda en 2001, ha sido mal entendido por la opinión pública y por los propios estados. Hace falta una labor pedagógica en este terreno.
El segundo punto es cierto. Pero si analizamos los márgenes de flexibilidad que ofrece el 3%, vemos que son relativamente importantes si no se han producido desviaciones graves en los déficit estructurales. Pensemos que hoy, el 3% hay obligación de cumplirlo al año siguiente del que se toma la decisión sobre el déficit excesivo, y esa decisión normalmente se toma en el segundo año en que se supera el 3%. Dicho en otros términos, la práctica nos lleva a que hay que estar por debajo del 3% en el tercer año. Entiendo la crítica de que en periodos de recesión habría que ser más flexibles, pero es muy difícil defender que en periodos de auge, como hay margen nominal, gastamos; y luego en etapas de recesión, déjeme que siga gastando. Creo que eso no funciona.
P. La labor pedagógica de la que usted habla es difícil cuando todas las medidas se hacen en el gasto social.
R. Son políticas nacionales. Cada país puede optar por subir impuestos, bajar gastos o una mezcla de ambas medidas. El concepto de qué gastos se privilegian responde a opciones políticas en cada país. Y como Comisión no entramos en eso. Además, hay ayudas que son permanentes que en periodos de menor crecimiento aumentan automáticamente, como el seguro de desempleo, y nadie está en contra de eso. Pero hay que diseñar sistemas en los que el déficit nominal aumente en momentos de menor actividad, pero se corrija cuando mejore la situación.
P. De todos modos, sorprende ver a un comisario progresista exigiendo el recorte del gasto público a un Gobierno conservador como el francés.
R. Creo que unas finanzas públicas saneadas es el elemento más progresista del que se puede disponer. Si queremos actuar desde el Estado, hay que utilizar los recursos de una forma muy prudente porque no hay que olvidar que los financian todos los ciudadanos y que hay que gastarlo de la manera más eficiente posible, para que el país crezca y tenga una mejor distribución de riqueza. æpermil;se es el objetivo.
P. La economía española capea de momento el temporal. Su departamento, sin embargo, ha alertado de riesgos como el relativo al mercado inmobiliario.
R. Todo lo que signifique excesos es malo y hay que corregirlo de forma prudente. Las correcciones muy rápidas a veces no son posibles ni las más adecuadas. Corregir los excesos es la tarea fundamental de un Gobierno.
P. ¿Está pagando España el tener tipos de interés que no le corresponden?
R. Creo que España se ha favorecido de una política monetaria que, para sus condiciones de inflación, ha sido muy acomodaticia, lo cual ha generado un incremento del endeudamiento fuerte. Eso nos pone de relieve si la política fiscal ha ayudado a corregir esa situación o, digamos, si ha dejado que se desarrollara. Es un tema que, sin duda, dará lugar a mucha discusión en algún momento.
'Estoy muy tranquilo con mi actuación'
No esquiva el tema, pero pasar de puntillas por él. La posible malversación de fondos detectada en Eurostat, la oficina de Estadísticas de la Comisión que depende políticamente de Pedro Solbes, persigue al comisario de Economía desde el mes de mayo.Solbes insiste en que conoció los detalles por la prensa y el presidente de la Comisión, Romano Prodi, ha atribuido las dudosas prácticas contables a un período anterior a la llegada de Solbes al cargo.¿Se conformará el Parlamento Europeo con esa explicación de Prodi?Eso corresponde al Parlamento decidirlo. Hubo un comportamiento incorrecto en el pasado y se empezó a corregir en 1999 cuando la Comisión de Romano Prodi asume los cargos.¿Cual es su mayor preocupación en estos momentos?Dejar un Eurostat funcionando a pleno rendimiento y mantener la misma calidad en las estadísticas. Eurostat es una pieza fundamental en el funcionamiento de la Unión y de la zona Euro.¿Se arrepiente de algo durante la gestión del caso?Cuando surgen problemas hay que hacerles frente. Estoy absolutamente tranquilo con lo que he hecho en el pasado y ahora mi preocupación es garantizar el buen funcionamiento de Eurostat