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Cumbre de Roma

España se juega poder y presupuesto en la cumbre comunitaria de Roma

Los líderes de la Unión Europea se reúnen mañana en Roma para dar el pistoletazo de salida a unas duras negociaciones sobre la futura Constitución Europea, así como la futura estructura presupuestaria que quiere introducir el presidente de la Comisión, Romano Prodi. El italiano ha iniciado un debate con su equipo sobre las futuras prioridades presupuestarias de la Unión Europea, a pesar de que, cuando llegue el momento de la negociación (a partir de finales de 2004), su mandato ya habrá concluido. En diciembre, la Comisión presentará sus conclusiones.

Prodi, sin entrar en cifras todavía, quiere un presupuesto más amplio (ahora asciende a 100.000 millones de euros anuales) y centrado en tres áreas bien definidas: seguridad interna y de las fronteras; política de cohesión y relaciones exteriores.

Los principios de crecimiento económico y desarrollo sostenible deben impregnar todo el gasto y la Comisión contaría con una mayor flexibilidad para redistribuir las partidas presupuestarias.

Las ayudas regionales se concentrarán en las regiones con una renta inferior al 75% de la media comunitaria, es decir, en los países de Europa del Este que ingresarán en la Unión el 1 de mayo de 2004. Prodi prevé una etapa de transición para las regiones más pobres de la actual Unión. El resto podrá aspirar a fondos estructurales siempre que presenten proyectos ajustados a estrictos criterios horizontales definidos.

Reparto de poder

El presidente del Gobierno, José María Aznar, llega a la capital italiana con la firme intención de defender la capacidad de influencia política que España disfruta actualmente en las instituciones.

El borrador constitucional, elaborado durante año y medio por una convención, reduce casi a la mitad el peso de España respecto a sus socios en la principal institución comunitaria (el Consejo de Ministros), porque liga estrictamente el voto de cada país a su población (la de España será el 8,64% en la Unión de 25 miembros y la de Alemania, el 18,18%).

Hace tres años, Aznar sacrificó 14 escaños de los 64 que corresponden a España en el Parlamento Europeo para mantener la ponderación de voto, que otorga a Madrid un 8,4% de los votos y a Berlín, París, Londres y Roma, el 9%. Frente a estas cuatro capitales, Aznar sólo cuenta como aliado claro con Polonia, cuyos derechos de voto van parejos con los de España. El acuerdo, sin embargo, deberá cerrarse por unanimidad antes de mayo de 2004 y no parece que Aznar vaya a dudar en blandir la amenaza del veto.

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