El Consejo Europeo se reúne desde mañana con el objetivo de relanzar el crecimiento

La presidencia de turno, en mano de Italia, vislumbra "algunas señales favorables" para la economía de la UE, como son la mejora de la coyuntura mundial, los reducidos niveles de inflación, unos precios del petróleo estables y unas mejores condiciones de los mercados financieros. Con ello, se intentará lanzar un mensaje de confianza, basado en las infraestructuras como motor de la economía comunitaria, sin olvidar la reducción del déficit público, la "aceleración" de las reformas estructurales y la inversión en capital humano.

La cumbre, que se celebrará en Roma, también tiene que impulsar a la Comisión Europea, al Banco Europeo de Inversiones (BEI) y al Consejo de Ministros de la UE a elaborar un programa "de inmediata puesta en práctica", con una lista de proyectos prioritarios de auténtico interés para Europa, con análisis de su viabilidad, repercusiones sobre el crecimiento económico y necesidad de dinero público para impulsar la iniciativa privada.

Con vistas al Ecofin (que reúne a los Ministros de Economía y Finanzas de los Quince) que se celebrará el 25 de noviembre, el BEI y la Comisión deberán presentar informes sobre la iniciativa de crecimiento económico, en los que se fije el modo de aumentar la participación del sector privado en la financiación de proyectos de infraestructuras.

Innovación

El segundo de los ejes es el de la innovación, la investigación y el desarrollo y la cualificación de los trabajadores, como elementos de un "valor incalculable" para elevar el potencial de crecimiento de Europa. El Consejo reclamará una "coordinación reforzada entre la investigación financiada con fondos públicos y la financiada con fondos privados", así como un mayor uso de los fondos estructurales para los proyectos de I+D. En este sentido, los convenios de colaboración entre el ámbito público y el privado se consideran un "factor clave" para el desarrollo de las nuevas tecnologías.

Además, el Consejo tratará de fijar una serie de objetivos concretos a conseguir en materia de protección social, en línea, por ejemplo, con el establecido en la Cumbre de Barcelona de marzo de 2002 en el sentido de alargar en cinco años la edad media real de jubilación, situada en los 58 años para los Quince, con el objetivo último de "garantizar que los sistemas de pensiones serán sostenibles y adecuados frente a la evolución demográfica".

También figura en la agenda de la reunión un "estrecho seguimiento" de la sostenibilidad financiera de los regímenes de pensiones, a fin de determinar en qué medida las reformas acometidas están mejorando la viabilidad financiera de los sistemas a largo plazo.