La guerra por los maquinistas de tren se reabre con Renfe fichando 600 efectivos
La operadora de alta velocidad Iryo podría perder la mitad de sus conductores, ante lo que está contratando y negocia un convenio con mejoras salariales
La vieja batalla entre operadoras ferroviarias ante la escasez de maquinistas en el mercado se recrudece tras la última oferta de empleo de Renfe, del pasado mes de marzo. Pese a existir una bolsa de trabajadores a la espera de estas oportunidades, y de poder captar personal en escuelas propias, se esperan importantes fugas entre las plantillas de los rivales. Renfe tiene la necesidad, al menos hasta 2026, de dar el relevo por jubilación a centenares de maquinistas entre sus más de 5.500 efectivos. La presión sobre el acotado mercado laboral es alta.
De las afectadas por la llamada de Renfe, para contratar 600 conductores, destaca la firma de alta velocidad Iryo, donde podría producirse la marcha de la mitad de sus 112 maquinistas. Hasta 53 de ellos se han apuntado a la promoción de Renfe con altas probabilidades de cambiar de compañía el próximo verano.
En previsión, Iryo trabaja en la entrada de medio centenar de personas con licencia de maquinista, entre los que la mayoría debe formarse durante tres a cuatro meses para llevar trenes de alta velocidad. El servicio parece no estar en riesgo en ninguna de sus distintas líneas.
Las operadoras de mercancías agrupadas en la Asociación de Empresas Ferroviarias Privadas (AEFP), por su parte, se plantean seriamente denunciar a la propia Iryo por la contratación de algunos de sus maquinistas en 2021, sin que haya mediado compensación por los gastos en la formación de ese personal. La cifra de ese trasvase varía en función de la fuente, entre la docena y el medio centenar de trabajadores. Las citadas operadoras de mercancías, dominadoras de más del 50% del mercado, cuentan con unos 500 conductores en sus plantillas.
La exigencia de la AEFP se basa en la Ley 2872/2010, por la que se transpuso la Directiva 2007/59/CE sobre la certificación de los maquinistas. Entonces quedó fijado que “cuando una entidad ferroviaria emplee a un maquinista cuya formación haya sido financiada, en parte o en su totalidad, por otra entidad ferroviaria que el maquinista haya abandonado voluntariamente antes de los dos años, ésta podrá solicitar a aquélla ser compensada por el coste de dicha formación”. Pero la dirección de Iryo no se ha sentido interpelada por una regulación que enmarca en el segmento de la carga. De hecho, tampoco ha pedido indemnizaciones a Renfe cuando sus conductores han partido para trabajar en el AVE o en el Avlo. El coste en formación de un maquinista se estima en unos 25.000 euros.
La misma AEFP, en representación de Captrain, Continental Rail, Medway, LCR, CSP Logitren o filiales de Acciona o Azvi, entre otras, ya obtuvo indemnizaciones de Renfe y de Ouigo. A la primera, con la que mantiene contenciosos, llegó a reclamarle 10 millones, obteniendo la mitad a través de un convenio transaccional que puso fin al litigio. Y con Ouigo pactó una cifra cercana al medio millón por la salida de una veintena de maquinistas rumbo a la low cost de origen francés.
Este pulso, relacionado con la rotación de un personal estratégico, lleva años trasladándose a los tribunales con denuncias cruzadas, en las que se han visto inmersas incluso las resoluciones de la CNMC. “La situación ha mejorado algo ante la exigencia del regulador a Renfe de lanzar preavisos con un mínimo de tres meses de antelación sobre sus ofertas de empleo, y de publicar cada inicio de año sus necesidades de personal de conducción”, se reconoce desde una compañía afectada.
Los 600 profesionales que se van a subir a la plantilla de Renfe podrán prestar servicio en muy distintos puntos de la red española, con solo cinco destinados a los tráficos transfronterizos entre España y Francia. “El personal se ve atraído por el salario y condiciones de servicio del sector público; también por la posibilidad de trabajar en sus provincias por la amplia implantación de Renfe”, expone otro directivo consultado.
Vistas las dificultades para competir, Iryo negocia un convenio con los maquinistas por el que se dispone a reclasificar categorías, con la consiguiente mejora salarial y un plus de flexibilidad. El desafío, blindar una plantilla que considera esencial.
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