Cuentas pendientes
El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de advertir del peligro que representa para la economía mundial el que los países asiáticos se empeñen en mantener artificialmente débiles sus monedas. De entre todas ellas, la que está experimentando una mayor presión para ser revaluada es el renminbi (tradúzcase como moneda del pueblo) chino. El FMI afirma que esta obsesión de los países asiáticos, cuyas economías dependen en una gran parte de su capacidad de exportar, está creando enormes desequilibrios que se exacerbarán en el futuro. Las acusaciones de este tipo se dirigen también a Japón (que a pesar de ello no se frena en absoluto a la hora de redirigirlas contra China) que se ha gastado en los meses transcurridos de 2003 una ingente cantidad de yenes (equivalente a 75.000 millones de dólares) comprando dólares discretamente para conseguir frenar la apreciación del yen frente al dólar.
Según el FMI, que, junto con el Banco Mundial, celebra a partir de hoy mismo su tradicional sesión/fiesta del equinocio de otoño, la acumulación de reservas de divisas en los bancos centrales de los países del Extremo Oriente estaría alcanzando unas proporciones descomunales que, por otra parte, sólo serían la imagen parcialmente especular del déficit de la balanza por cuenta corriente que también sigue acumulando la economía norteamericana. De ahí, concluye que las perspectivas de crecimiento de la economía mundial se están basando sólo en la capacidad de crecer de la economía de los EE UU, que, de esta forma, seguirá acumulando un déficit exterior insostenible, lo que terminará por provocarle un nuevo frenazo.
Las advertencias de que Asia es una amenaza para la economía mundial suenan un poco exageradas y pueden interpretarse, parcialmente, como parte de la guerra de propaganda comercial en que se ven involucrados los países de manera permanente y que se convierte en especialmente aguda en fases en que se producen fuertes desplazamientos de las industrias tradicionales a países en los que la mano de obra es más barata.
Uno de los mayores interrogantes es qué va a pasar con el mercado hipotecario o con la deuda de alto rendimiento cuando empiecen a subir los tipos
De las manifestaciones del FMI se puede concluir que existe una cuenta pendiente con Asia que ésta tendrá que liquidar antes de que los desequilibrios comerciales terminen por crear problemas más graves. Hay que recordar que uno de los grandes sustos de los años noventa provino de la manera desequilibrada en que estaban creciendo los países del sudeste asiático, que terminó con grandes devaluaciones de sus monedas en el verano de 1997 y llevó a países de la importancia de Corea del Sur al borde de la suspensión de pagos de la deuda exterior.
Uno de los mayores interrogantes actuales es qué va a pasar con el mercado hipotecario cuando empiecen a subir los tipos de interés. O con el mercado de bonos de elevado rendimiento. O con el de la deuda de los países emergentes. Que es algo que parece no preocupar en exceso. Como si se hubiera instalado en los mercados un cierto desdén por la calidad crediticia. Eso, al menos, es lo que indica la evolución de las rentabilidades de diferentes categorías de fondos de renta fija desde que comenzó la subida de tipos de largo plazo a comienzos de verano. En promedio, de entre los que se venden en España, la mejor rentabilidad desde entonces la han obtenido los de elevado rendimiento o los de países emergentes, 9,31% y 5,5%, respectivamente, bastante más que los que invierten en deuda pública o renta fija privada con calificación crediticia (alrededor del 3,6%).