La mitad de la inversión acumulada en España es inmobiliaria, según el BBVA
El stock de capital en España llegaba en el año 2000 a 1,58 billones de euros (263 billones de pesetas), según las estimaciones realizadas por el Instituto Valenciano de Investigación Económica (IVIE) y la Fundación BBVA, presentadas ayer por sus autores. El stock (capital invertido acumulado y físicamente operativo) ha tenido un crecimiento espectacular en los últimos 30 años, en los que se ha multiplicado por cuatro y 'no da muestras de agotamiento', según Francisco Pérez, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y director del proyecto. Sin embargo, la naturaleza del capital invertido en la última década cuestiona que se esté en condiciones suficientes de competir en el mercado global.
En los últimos años del siglo el crecimiento del stock se ha mantenido en tasas de sólo el 3,1% (lógicamente, más modestas que en años anteriores, puesto que el avance parte de niveles más altos) y se ha mostrado insuficiente para mantener el crecimiento de la productividad, ya que ha sido más lento que la creación de empleo, muy intensiva en la última década del siglo XX.
Este defecto en la generación de productividad es imputable a la escasez de los gastos en tecnología, pero también por el fuerte crecimiento de la inversión acumulada en el sector de los servicios destinados a la venta en la última parte del siglo y al sesgo hacia la inversión residencial.
Está aún por separar en la metodología aplicada en España el capital productivo y el capital riqueza, que arrojaría luz sobre la inversión con efecto multiplicador sobre la economía, y la que sólo genera actividad mientras se realiza el proyecto, como es el caso de los inmuebles. Pero algunas pistas hay ya en el informe elaborado por el IVIE y la Fundación BBVA, ya que concluye que la mitad del stock (el 48%) es capital inmobiliario, más ligado a la acumulación de riqueza del sector privado que a la producción económica. No obstante, los niveles de capital inmobiliario o residencial de España son 'similares a los europeos, porque la vida de los activos residenciales es muy larga y las máquinas terminan en los museos' con valor cero, según Matilde Mas Ivars, coautora del informe.
Con tasas acumulativas anuales de crecimiento del 4,25% desde 1964, España ha acumulado capital físico hasta los niveles similares al resto de países europeos con los que compite. Pero para mantener el ritmo de crecimiento en el futuro, los autores del informe estiman que los Gobiernos deben estimular la inversión en un mundo en el que hay una alta competencia en la localización, para tratar de atraer aquella que tiene más efectos multiplicadores sobre la actividad, el empleo y la productividad.
En esta materia han sido muy activos en los últimos años los Gobiernos de algunos países europeos como Irlanda o Finlandia, que ha sobrepasado las medias europeas de inversión por habitante y por trabajador.
Las cuatro quintas partes del capital invertido acumulado tienen naturaleza privada y se concentran en capital residencial y servicios a la venta, así como en industria y energía. En cuanto al capital público, son las infraestructuras de transporte las que absorben el 38% del total; en general, el capital público productivo (transporte, más infraestructuras urbanas e hidráulicas) supone el 60%. El capital social (servicios no destinados a la venta), como sanidad o educación y servicios sociales, supone el 14% de la acumulación pública.
El comportamiento del público y privado ha sido diferente. En ciclos contractivos era la inversión de naturaleza pública la que crecía a tasas más altas (superiores al 10% en algunos casos), y a partir de 1995 es el privado el que retoma el fuerte crecimiento, por la combinación de dos cosas: abaratamiento de la inversión y la contracción del gasto público.
Los servicios crecen el triple que la industria
En los últimos años se produce un fuerte despegue de los servicios en la estructura de la economía española, aunque el peso de la inversión residencial es el mayoritario en todas las regiones, pero especialmente en Madrid y en las costas, por la inversión turística. Los servicios destinados a la venta han acumulado capital en un 62% en los noventa; dobla la tasa del sector privado y triplica el avance del residencial.
El Estado socorre a zonas mal dotadas
La media nacional de stock de capital de origen público es de 4.695 euros de 1.990 por habitante. Pero están por encima de esta media por habitante las zonas más deprimidas en la actividad económica, puesto que Baleares, Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante, Sevilla, Valladolid, Coruña, Pontevedra o Málaga están debajo de la media. El dinero público está, lógicamente, para reequilibrar territorialmente los recursos.
Los aeropuertos y las carreteras, las estrellas
En la década de los noventa las mayores acumulaciones de capital público se concentraron en la construcción de carreteras y autopìstas, así como de aeropuertos, con avances acumulados entre el 60% y el 80%. El capital de carácter social, destinado a educación o sanidad, ha tenido crecimientos entre el 40% y el 50%. Mantiene avances superiores al privado, pero más moderados que en décadas anteriores.
Madrid y el arco mediterráneo, más activos
El proceso de capitalización de la economía ha sido generalizado en todo el territorio, pero con tasas anuales acumulativas más altas allí donde la actividad productiva era más generosa. Destacan especialmente todas las provincias de la costa mediterránea, así como Madrid y las provincias contaminadas por la capital del Estado (Guadalajara y Toledo). El mayor avance se registra en Baleares: 5,83% anual.