Chips japoneses contra los billetes de euro falsos
Los billetes de euro empezaron a circular en enero de 2002, orgullosos de representar a una de las divisas más seguras y difíciles de falsificar del mundo.
Sin embargo, los falsificadores han ido aprendiendo con el tiempo y muchas de las marcas de seguridad de sus billetes son imitadas con facilidad año y medio después de la llegada de la moneda única. Según datos del Banco Central Europeo (BCE), en la segunda mitad del año pasado se interceptaron 145.000 billetes de euro falsos, casi siete veces más que en el primer semestre de ese mismo año. El Ministerio del Interior alemán también tiene cifras preocupantes y afirma que las falsificaciones por cada millón de billetes de euro doblan las registradas en los tiempos del marco alemán. Otto Schilly, titular alemán de Interior, ha instado a sus homólogos europeos a aumentar la cooperación para luchar contra este delito.
Por todo ello, el Banco Central Europeo está decidido a hacer todo lo posible por elevar la seguridad de su papel moneda y estudia novedosas iniciativas. En concreto, la entidad negocia con el consorcio tecnológico japonés Hitachi la fabricación de un microchip que iría incorporado a los billetes y haría casi imposible su falsificación.
Aunque el banco europeo declina hacer comentarios al respecto, Keisaku Shibatani, portavoz de Hitachi, ha confirmado recientemente a la prensa alemana la existencia de conversaciones. Shibatani explicó que el diminuto chip, llamado Mu-chip, mide sólo 0,4 milímetros de largo y pasa desapercibido a los ojos o al tacto de un usuario aunque esté incrustado en el billete. El chip memoriza un número de 38 dígitos que no puede modificarse una vez grabado. A su vez, un escáner especial puede leer este número y comprobar tanto la autenticidad del billete como su procedencia.
El Banco Central Europeo no quiere avanzar el contenido de las conversaciones con Hitachi, aunque admite que siempre está investigando sobre la seguridad de los billetes de euro. 'El BCE tiene acuerdos de confidencialidad con las empresas con las que negocia', explica un portavoz de la entidad europea.
La idea hace casi imposible la falsificación de los billetes de euro, pero tiene algunos problemas. En primer lugar, no sirve de nada mientras los comercios de la zona euro no dispongan del escáner capaz de leer chip. Por otra parte, cada Mu-chip cuesta 30 céntimos de euro y, aunque la fabricación en masa reduciría su precio a unos siete céntimos de euro, según Hitachi, el proceso encarecería enormemente la producción de billetes.