Los servicios paralelos duplican la factura de las auditoras del Ibex 35
Alos auditores les pasa como a la mujer del César: según la Ley de Auditoría 'deberán ser y parecer independientes, en el ejercicio de su función, de las entidades auditadas'.
Al calor de escándalos como el de Enron, que socavaron la confianza en las empresas de auditoría, la ley española ha ido imponiendo algunas prohibiciones relativas a la prestación de otros servicios por parte de los auditores. El objetivo es reducir la dependencia de los ingresos procedentes de servicios paralelos contratados a discreción del cliente y que éste puede suprimir en caso de un enfrentamiento con el auditor en su tarea clave: la vigilancia de las cuentas.
Ciertos trabajos de valoración, los de auditoría interna y los de abogacía, por ejemplo, están proscritos. También está prohibida 'la prestación por el socio firmante del informe de servicios distintos del de auditoría' y 'el mantenimiento de relaciones empresariales con el cliente de auditoría' salvo en ciertos supuestos, según la norma citada.
Las incompatibilidades, sin embargo, no son ni mucho menos un muro infranqueable. El negocio inducido atraviesa la norma. Al menos en las empresas del Ibex, en las que 'otros servicios' supusieron una facturación equivalente al de revisión de las cuentas.
La proporción, con todo, no alcanza los niveles de Estados Unidos, donde un estudio de 2001 de la Universidad de Illinois aseguraba que, de media, por cada dólar que paga un cliente por servicios de auditoría se gasta otros 2,69 dólares en otros encargos a la misma firma.
En el caso español, el negocio inducido superó al estrictamente de auditoría de las cuentas anuales en 10 de las empresas del Ibex 35. Es posible conocer ese desglose debido a una disposición adicional de la Ley Financiera aprobada el año pasado sobre 'transparencia en la remuneración de auditores'.
Las empresas en que se da una mayor desproporción son Gas Natural, su filial Enagás y Red Eléctrica. Gas Natural explica que de los cuatro millones por otros servicios, 3,2 son por servicios de consultoría realizados con la marca PwC, que actualmente son prestados por IBM Consulting. A Enagás se le disparó la factura por la salida a Bolsa, mientras que REE no explica las causas de la desproporción, aunque dice que 'no afectan ni a la estrategia ni a la planificación general'.
El mayor gasto en auditoría y consultoría corresponde a Telefónica. Pagó a Deloitte & Touche 6,94 millones por una auditoría de cuentas anuales y 8,98 millones por otros servicios. Pero además se gastó 12,5 millones adicionales en remunerar a otros auditores, principalmente por trabajos de consultoría.
El SCH, sin embargo, es el que más pagó a su auditor principal. Desembolsó 9,1 millones por auditorías anuales a Deloitte & Touche, firma que le facturó 11,7 millones por otros servicios. No obstante, de esta última cifra, 2,9 millones son por informes requeridos por la normativa que en ocasiones obliga a que sean efectuados por el auditor. De los otros 8,4 millones, 3,4 corresponden a una línea de negocio que a 31 de diciembre de 2002 se había escindido de Deloitte, con lo que ha pasado a ser independiente de la auditora. El Santander pagó también 6,8 millones a otros auditores. En cualquier caso, el SCH es uno de los pocos que tiene una clara política para evitar interferencias. Las normas internas señalan que el consejo de administración se abstendrá de contratar a aquellas firmas de auditoría en la que el contrato que tiene con el banco sea de más del 2% de sus ingresos y que no contratará con la auditora otros servicios que puedan poner en peligro su independencia, incluidos los de consultoría.
Para el BBVA, la factura total fue de 15,88 millones, de los que a Deloitte correspondieron 5,8 millones por auditoría y 3,86 millones por otros servicios (incluidos 2,7 millones pagados a una filial escindida). Endesa y Repsol, los siguientes de la lista, están a considerable distancia.
Indra y Metrovacesa son las únicas que dejan claro en sus memorias que no han pagado a sus auditores por ningún otro servicio. En Zeltia no queda claro si no ha habido pagos adicionales o si la empresa simplemente no cumple la obligación de desglosarlos.
Deloitte & Touche, nuevo líder
Deloitte & Touche ha heredado la cartera de clientes y los equipos de trabajo de la desaparecida Arthur Andersen y la reemplaza en el liderazgo a gran distancia de sus competidores. Audita casi dos de cada tres empresas del Ibex 35. Pero su dominio es mayor del que indica esa cuenta, pues entre sus clientes están las más grandes de las grandes. Así, si a lo que se atiende es a la facturación, copa un 90% de los ingresos por auditoría. Los dos únicos clientes de verdadero relieve que no están en su cartera son Gas Natural y el Banco Popular.Esos dos clientes y otros siete los tiene PricewaterhouseCoopers (PwC), que en términos de negocio tiene el 7,7%. Eso sí, PwC es la que logra más negocio inducido por cada euro de auditoría. KPMG es tercera a gran distancia.
La mitad de salvedades e incertidumbres que el año anterior
Las empresas han recibido este año menos reprimendas de sus auditores acerca de sus cuentas anuales. Frente a las 11 compañías del Ibex 35 que el año anterior habían visto manchados sus informes de auditoría con salvedades e incertidumbres, en 2002 sólo han sido cinco las que no han logrado pasar el examen sin mácula alguna.Las faltas, además, son este año relativamente leves. En Telefónica, por ejemplo, lo que hay es una incertidumbre sobre el impacto que pudieran tener los acontecimientos en Argentina sobre las inversiones de la empresa en dicho país, pero no un error o incumplimiento contable.La auditoría de Sogecable tampoco detecta la contabilización incorrecta de ninguna partida, sino que señala las incertidumbres sobre la renegociación de contratos de derechos audiovisuales y sobre la financiación de la empresa ante la inminente absorción de Vía Digital.En el caso de Gamesa, el auditor estima que de los resultados hay que restar casi 11 millones de euros, mientras que los fondos propios contabilizados debieran incrementarse en casi 92 millones debido a que Gamesa amortizó antes de tiempo el fondo de comercio surgido de la compra, en junio de 2000, del 30% de su filial Gamesa Energía, dedicada a promover parques eólicos.Desde que salió a Bolsa en 1997, Aceralia nunca ha presentado unas cuentas limpias, ni individuales ni consolidadas, pues viene arrastrando desde 1995 unas provisiones por importe de 113,25 millones que los auditores no ven justificadas. KPMG tampoco ve necesarias otras provisiones por 16,79 millones para compromisos laborales, con lo que también habría que eliminar el ajuste fiscal de 5,245 millones de impuesto anticipado aparejado a esa dotación.La CNMV incluye también la de Unión Fenosa entre las auditorías con salvedades, aunque lo que ha habido es un simple cambio de criterio contable con el que los auditores están de acuerdo.