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América latina

El peso dominicano cae a mínimos por la crisis del mayor banco local

La quiebra del Banco Intercontinental (Baninter), una de las mayores entidades financieras de la República Dominicana, ha puesto en peligro la estabilidad del sistema bancario del país, amenazado por la sombra de la falta de transparencia.

Baninter venía aplicando desde 1989 un sistema de doble contabilidad que le permitía operar de forma simultánea como si de dos bancos se tratara. Por un lado, presentaba unas cuentas para la supervisión bancaria ejercida por el Banco Central y, por el otro, funcionaba como un banco clandestino, cuyas cuentas y transacciones sólo conocían unos pocos ejecutivos de la entidad. Las informaciones apuntan a que la bancarrota se originó debido a la concesión de préstamos improductivos a empresas vinculadas a la dirección, a la adquisición de empresas deficitarias a un precio muy superior al de su valor de mercado, a los gastos excesivos en publicidad, así como por la concesión de financiación para la compra de bienes personales a parte del Consejo Ejecutivo.

La decisión del Banco Central de asumir el pago de los recursos de los depositantes de Baninter, junto con el compromiso de hacer frente a las obligaciones internacionales del banco, originará un impacto fiscal que, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), totaliza entre 1.700 y 2.300 millones de dólares, lo que supone un 12%-15% del PIB y más del 66% del Presupuesto nacional para 2003.

Sin embargo, el impacto definitivo de esta quiebra financiera dependerá, en última instancia, de los resultados obtenidos mediante la venta de los numerosos activos fijos que posee Baninter. Asimismo, una misión de alto rango de República Dominicana se encuentra en Washington negociando la concesión de un paquete de ayuda por parte del FMI, el Banco Mundial y el BID, que contribuya a paliar a los efectos perniciosos de esta crisis bancaria.

El peso dominicano está siendo uno de los principales afectados por la incertidumbre creciente que este escándalo financiero ha provocado. Así, la moneda caribeña ha alcanzado mínimos históricos tras llegar a cotizar a 28,4 unidades por dólar. Esta evolución ha obligado al Banco Central a adoptar una serie de medidas destinadas a drenar liquidez del sistema, tales como el establecimiento de requisitos más estrictos de encaje legal por parte de los bancos comerciales, así como la congelación del crédito bancario al Gobierno, en los niveles del 15 de mayo, por un periodo de 90 días.

Pero el peso viene cayendo desde mediados de 2002 debido a la reducción en los niveles de inversión directa extranjera, así como por el incremento de los precios del petróleo y, fundamentalmente, por los malos resultados arrojados por la economía de Estados Unidos, principal socio comercial y turístico de República Dominicana.

Las primeras reacciones entre las agencias de calificación crediticia no se están haciendo esperar, de forma que Standard & Poor's ha rebajado el rating del país desde BB- hasta B+, aduciendo que las repercusiones de este caso todavía son inciertas y que el sistema de regulación y supervisión bancaria es, a todas luces, deficiente.

No obstante, las perspectivas a medio plazo para la República Dominicana no deberían verse alteradas a raíz de la quiebra de Baninter, siempre y cuando se mantenga como un acontecimiento aislado. Los fundamentos macroeconómicos del país son sólidos, destacando que cuenta con uno de los niveles de deuda pública interna y externa más bajos de la región.

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