Frank Quattrone se declara inocente de destruir pruebas
Frank Quattrone, el que fuera uno de los máximos responsables de Credit Suisse First Boston (CSFB) -división de banca de inversión del grupo Credit Suisse-, se declaró el martes inocente de los cargos de obstrucción a la justicia y destrucción de pruebas que le imputa un Tribunal Federal de Nueva York. Quattrone se enfrenta a penas de 10 años de cárcel. El pasado 23 de abril Quattrone se entregó voluntariamente a las autoridades federales de Nueva York. Su imputación es consecuencia de las investigaciones llevadas a cabo durante dos años por parte del fiscal general de Nueva York, Eliot Spitzer, y en las que este ejecutivo era, presuntamente, el artífice de operaciones fraudulentas en colocaciones de empresas que salían a Bolsa en pleno apogeo puntocom, un escándalo que ha salpicado a casi todas las grandes firmas de Wall Street.
Las pesquisas de Spitzer dieron con una serie de correos electrónicos en los que el banquero encomendaba a varios empleados de su firma la destrucción de una serie de correos electrónicos y archivos informáticos relacionados con operaciones de salidas a Bolsa mientras la justicia y los reguladores investigaban a CSFB.
Al ser preguntado por su implicación en los cargos que se le imputan, Quattrone exclamó con voz alta y decidida que era 'inocente'. El abogado del ejecutivo pidió al tribunal la ejecución de un juicio rápido, a lo que la fiscalía accedió no sin recordar que la defensa ha pedido la revisión de toda la documentación presentada. Tras las vistas preliminares el tribunal ha fijado como comienzo de la fecha del juicio el 29 de septiembre.
En los años de la burbuja tecnológica CSFB conseguía en Silicon Valley, donde Quattrone tenía además su despacho, entre el 12% y el 15% de los ingresos, según la agencia Bloomberg. A través del banquero, CSFB obtuvo 717 millones en comisiones por colocación de formas tecnológicas entre 1999 y 2000.
Control total del proceso
Las empresas que salían a cotizar registraban revalorizaciones de tres dígitos en su primer día en Bolsa. Quattrone controlaba la asignación de acciones para beneficiar a empresarios de capital riesgo y directivos de tecnológicas. También cuidaba su cartera de clientes y, según los investigadores, pedía a los fondos de inversión comisiones extraordinariamente altas a cambio de recibir acciones.
Las malas prácticas de Quattrone terminaron el 3 de diciembre de 2000, cuando el departamento legal de CSFB le advirtió que el regulador investigaba los procesos de salidas a Bolsa. A la mañana siguiente, Quattrone envió un correo a 150 subordinados en el que les pedía que destruyeran 'notas, valoraciones y otras memorias internas'. Este correos electrónicos han sido las pruebas clave que han implicado al ejecutivo.
Spitzer tiene problemas para encontrar colaboradores
El artífice de las investigaciones contra Quattrone, el fiscal general del Estado de Nueva York, Eliot Spitzer, está encontrando dificultades para construir el equipo que bajo la supervisión de la fiscalía debe controlar que las firmas de Wall Street respeten las leyes del mercado y a los pequeños accionistas.Spitzer intentó reclutar al político demócrata Carl McCall y al ex fiscal Zachary Carter, aunque las incompatibilidades por los cargos que ocupan estas dos personas han frustrado la elección del fiscal general de Nueva York.McCall es en la actualidad vicepresidente de la empresa HealthPoint LLC, una compañía del sector farmacéutico especializada en productos de esterilización y tratamientos para la piel. Por otro lado, Carter trabaja para la firma de abogados Dorsey & Whitney, que tiene negocios con muchos bancos de inversión.