Los mercados apoyan a Lula
Cuatro meses después de asumir la presidencia de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva vive una auténtica luna de miel con los mercados. El responsable del SCH para América Latina, Francisco Luzón, sorprendió ayer a propios y extraños al hacer un llamamiento abierto a las empresas y bancos españoles para que inviertan en ese país 'ahora' y aprovechen lo que calificó como 'una gran oportunidad'.
La invitación de Luzón, quien recordó al BBVA que no estar en Brasil equivale a 'no estar en Latinoamérica', se produce poco después del exitoso regreso del gigante suramericano al mercado internacional de capitales. Brasil emitió el pasado 29 de abril un bono de deuda soberana a 10 años de plazo y a un tipo de interés del 10,7%. Es la primera emisión en un año y la recepción de los mercados fue inmediata. Un comportamiento que contrasta significativamente con la desconfianza que mostraban los mercados hace un año, cuando los inversores exigían una prima del 28,5%, atemorizados por lo que se proyectaba como una inminente crisis de la deuda de Brasil.
La emisión se ajustó al modelo propugnado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Tesoro de Estados Unidos, ya que contiene una importante cláusula de renegociación entre el deudor y el emisor en caso de que, en algún momento, pueda plantearse la imposibilidad de pago por parte del país.
El giro favorable en la posición internacional de Brasil tiene como base la continuidad de la política económica iniciada por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso. Lula no sólo ha demostrado su compromiso con el libre mercado, las privatizaciones y la desregulación estatal, sino que ha ido más allá al elevar el superávit fiscal operativo del 3,75% al 4,25%, en línea con las peticiones del FMI para dar garantías a los acreedores del país.
El nuevo presidente ha terminado de pasar el examen ante los inversores locales e internacionales al mostrar su voluntad de acometer las dos mayores reformas en las que fracasó Cardoso por falta de apoyo político. La reforma del régimen de pensiones públicas y la modificación a fondo del sistema de ingresos públicos están a punto de ser tratadas en el Congreso, tomando como base dos proyectos que son rechazados por el ala más izquierdista del Partido de los Trabajadores (PT) en el poder. Pero Lula no se amilana y asegura que piensa llevar a cabo estos cambios, incluso si esto le obliga a expulsar a históricos dirigentes del partido.
El panorama económico de Brasil se presenta, pues, mucho más brillante de lo que muchos auguraban cuando Lula llegó al poder. Persisten problemas como la inflación, que está creciendo a un ritmo del 16,6% anual, y los tipos de interés se mantienen en el 26,5%, lo que fortalece al real y golpea a las exportaciones. Los industriales están descontentos. Pero los nubarrones de hace un año han desaparecido.