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La huelga general contra el recorte de pensiones paraliza Austria

Austria vivió ayer la mayor huelga laboral desde 1950 con una amplia paralización de distintos sectores en contra de los fuertes recortes de las jubilaciones aprobados por el Gobierno conservador del canciller federal, Wolfgang Schüssel. El proyecto de Schüssel prevé ampliar la duración de la cotización de los trabajadores de 40 a 45 años. El canciller pretende elevar hasta 65 años la edad legal de jubilación, situada actualmente en los 59 años en los hombres y en los 57 años en las mujeres.

Convocados por la poderosa Federación Austriaca de Sindicatos (OeGB), los paros afectaron a los trenes y transporte público, imprenta, enseñanza media y secundaria, y otros servicios -entre ellos, parte de la policía-, así como a más de un centenar de empresas privadas, como las automotrices BMW y Opel o las metalúrgicas Voest-Alpine y Boehler-Uddeholm.

El tráfico aéreo se vio afectado ante el paro del personal de seguridad y el bloqueo de los accesos por carretera al aeropuerto, lo que provocó retrasos en los vuelos. Los austriacos despertaron en una situación inusitada: sin periódicos, autobuses, tranvías ni metro en las ciudades y, aunque el atasco temido fue menor de lo esperado, gran parte de la actividad pública y privada se vio paralizada durante media jornada.

Llenos estaban ayer los caminos para bicicletas, pues con un día espléndido de casi 30 grados centígrados muchos optaron por ese medio de transporte, cuando no llegaron a sus puestos de trabajo andando o en patines y patinetes. Casi vacías quedaron las grandes estaciones vienesas de ferrocarril, pese a que circularon con normalidad la mayoría de trenes de pasajeros, mientras que 1.230 convoyes de mercancías efectuaron su primera huelga de 12 horas.

El fuerte incremento del tráfico de vehículos particulares quedó en algunas partes completamente paralizado por bloqueos selectivos organizados por piquetes de la OeGB, que cerraron varios puentes sobre el Danubio y de accesos por autopista a la capital austriaca.

Unos 2.000 empleados de la Seguridad Social de Viena y del gremio metalúrgico celebraron una reunión de sus comités de empresa en una importante avenida vienesa, donde el presidente de la OeGB, Fritz Verzetnitsch, destacó que los trabajadores austriacos 'están dispuestos a aceptar una amplia reforma' del sistema de pensiones.

Necesidad de consenso

El líder sindical añadió, sin embargo, que los trabajadores exigen que el diseño de la reforma sea negociado con los llamados 'agentes sociales', es decir, los sindicatos y las patronales. Asimismo, afirmó que las protestas 'obligarán al Gobierno' a escuchar a la gente de la calle y de las empresas.

Lo que ha desatado esta huelga a gran escala son los fuertes y abruptos recortes de las jubilaciones proyectados por el Gobierno de coalición entre conservadores y liberales.

La oposición de socialdemócratas y verdes, así como los sindicatos, consideran que la reforma diseñada por el ejecutivo de Schüssel pretende llenar las arcas del Estado a costa de los más débiles socialmente. La OeGB aspira a que el Gobierno federal retire la reforma aprobada la semana pasada por el Consejo de Ministros y negocie una nueva con los representantes laborales y los partidos de la oposición parlamentaria.

De no lograrlo, al menos esperan que un número suficiente de diputados de los partidos de la coalición gubernamental (Partido Popular, OeVP y Liberal, FPOe) impidan su aprobación por el Parlamento el próximo 4 de junio, ya que sólo harían falta seis diputados disidentes de la coalición para rechazarla.

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