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Tribuna
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Para que funcione el turismo

El reclamo turístico por excelencia en nuestro país sigue siendo sol y playa. Sin embargo, fuentes del sector vienen recomendando desde hace tiempo un cambio de planteamientos para hacer frente a las nuevas demandas de los turistas, que, lejos de conformarse con unos agradables días de playa, comienzan a solicitar paquetes turísticos de mayor calidad.

España tiene nuevos y serios competidores en su actual modelo de sol y playa. Aun así, en 2002, se batió el récord de turistas con 51,7 millones de visitantes (un 3,3% más que en 2001). Dato alentador que no se corresponde con el gasto que éstos realizaron en nuestro país, un 5,5% menos respecto al año anterior. Uno de los motivos ha sido las subidas de precio en el sector, que deberían corresponderse con mayor calidad y una oferta más variada que atraiga a turistas con mayor poder adquisitivo.

España debe replantearse su imagen como destino turístico fuera de sus fronteras si desea afrontar, de manera eficaz, los nuevos retos que se presentan a corto y medio plazo. Deberíamos abandonar los viejos clichés que han convertido a nuestro país en un lugar donde pasar unos días de vacaciones y dadas las excelentes infraestructuras hoteleras y residenciales, clima y estilo de vida, posicionarnos como un destino donde vivir o pasar largas temporadas al año.

Hablamos del turismo residencial, que no siempre se corresponde con la temporada alta y que representa ingresos extra en periodos considerados no vacacionales.

Nuestro clima y forma de vida hace posible, sobre todo en la costa, reconducir a parte del turismo hacia estos planteamientos. Los extranjeros siguen buscando el clima y el estilo de vida que nos caracteriza y muchos de ellos ya han fijado su segunda residencia en España. De las tres millones de residencias turísticas en propiedad en España, se estima que el 40% son de extranjeros. Otra cifra significativa es que, en 2002, los extranjeros invirtieron 5.676 millones de euros en adquirir 90.000 viviendas en España, un 10% más que el año pasado, según fuentes de la APCE.

Sin embargo, frente a este dato, hay que decir que el turismo español apenas ha crecido tres décimas más en relación a la media mundial, lo que señala que el sector ha perdido fuerza a la hora de fomentar la demanda. Además, las estadísticas demuestran que estamos perdiendo turistas de alto poder adquisitivo. Por ello, la Administración debería comenzar a asumir que el turismo residencial es ya una fuente de ingresos muy importante y, por tanto, tendrían que ayudar a posicionarlo en los parámetros de seriedad, profesionalidad y honradez en los que este sector y sus empresas quieren desarrollarse.

Es evidente que hay que inventar o, al menos, apostar por nuevas fórmulas de fidelización en el sector turístico y una de estas fórmulas es, sin duda, el turismo residencial. Según el Icex, éste proporciona a la economía española una media de 21.000 millones de euros.

Estimamos que alcanzando un objetivo de 100.000 viviendas anuales vendidas a extranjeros, los ingresos para la economía española serían equivalentes a los ingresos turísticos (30.000 millones de euros) entre la compra de viviendas y el gasto de los residentes.

Datos como éstos hacen vaticinar el rumbo que debería tomar el mercado turístico español para fidelizar a una masa de turistas con un alto poder adquisitivo. Si esta tendencia alcista de la que hace gala el turismo residencial en España continúa, el sector puede afirmarse como una de las fuentes de ingresos más boyantes en nuestra economía y un soporte necesario para el sector inmobiliario y, como consecuencia, de la construcción.

La compra de viviendas en el extranjero es un proceso que se ha intensificado en todo el mundo debido al aumento del nivel de vida y la globalización. Según fuentes del sector, durante los próximos cinco años, entre 800.000 y 1.700.000 millones de familiar europeas pueden elegir España para establecer su segunda residencia.

Por ello, el esfuerzo de crear nuevos paquetes turísticos que incorporen una oferta cultural más amplia y unos servicios de mayor calidad es clave para que, finalmente, el turista se plantee la posibilidad de afincar su segunda residencia en nuestro país. Es una cadena que comienza con la visita de unos pocos días y que puede desembocar en la adquisición de una vivienda.

Consecuentemente, es imprescindible poner en marcha toda una maquinaria de promoción desde la Administración que ayude a fomentar la compra de viviendas turísticas, si queremos que a largo plazo el turismo en España carbure.

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