La CE urge financiar la obra pública con capital privado
La Unión Europea sólo ha sido capaz de completar tres de los 14 grandes proyectos de infraestructura de transporte transfronterizo que identificó como imprescindibles en 1994 (el puente de Orensund, que une Suecia con Dinamarca; el aeropuerto de Malpensa, en Milán, y la mejora de la línea ferroviaria entre Cork y Dublín). Los 11 restantes no han superado aún las fases preliminares (entre ellos los corredores multimodales para unir Lisboa con A Coruña, Irún y Sevilla) o han caído en el olvido ante la falta de financiación disponible.
La inversión pública en infraestructuras ha caído drásticamente desde que en la década de los años ochenta cada Estado miembro dedicara el 1,5% de su producto interior bruto a ese capítulo presupuestario. Ahora, la inversión se sitúa sólo en el 1% del PIB, a pesar de que esta década se espera un incremento del 24% en el tráfico intracomunitario de pasajeros y del 38% en el transporte de mercancías. Esos porcentajes pueden doblarse, según la Comisión, en el caso de los flujos hacia y desde los 10 países de Europa Central que ingresarán en la Unión el próximo 1 de mayo de 2004.
La Comisión Europea, a propuesta de la comisaria europea de Transportes, Loyola de Palacio, tiene hoy previsto aprobar una comunicación que insta a los Estados miembros a compensar sus limitaciones presupuestarias (impuestas por un pacto de estabilidad que el documento no menciona) con la participación de capital privado en los proyectos de infraestructura. El documento califica de 'utópica' la posibilidad de que este tipo de infraestructuras se pueda financiar exclusivamente con capital público. Bruselas cifra en 300.000 millones de euros la inversión pendiente y calcula que al ritmo actual (unos 20.000 millones anuales) se necesitarán otros 20 años para ejecutar unos proyectos cuya finalización se preveía para 2010.
La solución apunta a la creación de consorcios específicos para cada uno de los grandes proyectos. La Comisión recuerda, en este sentido, el ejemplo de Galileo, el sistema europeo de navegación por satélite que se pondrá en marcha en 2010 gracias a la inversión pública, pero cuyo mantenimiento y gestión dependerá del sector privado. La entrada en vigor en 2004 del Estatuto de Sociedad Europea facilitará, según la CE, la creación de estos consorcios con inversores de diferentes Estados miembros.
Ese 'espíritu' de Galileo debe completarse con 'una estructura jurídica coherente' y la invitación al capital privado también requiere la definición de un 'marco tarifario comunitario, previsible y estable', para que el inversor pueda calcular el periodo de amortización y la posible rentabilidad.
Poco dinero y mal gastado
La Comisión Europea afirma que la inversión pública en grandes infraestructuras de transporte no sólo es muy reducida sino que 'a menudo adolece de falta de coordinación, lo cual compromete su eficacia'. Por un lado, la contribución de los fondos comunitarios, que a veces asumen el 50% de la financiación de un proyecto, se concentra especialmente en los cuatro países más pobres de la UE (España, Irlanda, Grecia y Portugal), lo cual dificulta la realización de grandes obras transfronterizas (salvo entre España y Portugal).Por otra parte, según la CE, los Estados prefieren destinar los recursos comunitarios a una miríada de pequeños proyectos antes que a una sola obra de gran envergadura.La CE propone que se cree una Agencia europea para la promoción y gestión de redes transfronterizas. Este organismo serviría de 'catalizador para la utilización de los fondos públicos disponibles' y velaría por la transparencia en la adjudicación de contratas y la igualdad de trato entre todas las empresas aspirantes.