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Inversión

Guía de los garantizados

Los fondos que garantizan el capital se han convertido en la estrella de los últimos meses. Conocer cómo funcionan en realidad puede ayudar al partícipe a elegir. Las claves son el plazo, las comisiones y el activo subyacente

Los fondos garantizados se han convertido en la estrella del sector en los últimos meses, al hilo de la avidez inversora por productos de escaso riesgo y las campañas de las grandes entidades desde comienzos de año para aprovechar el nuevo marco fiscal. Los productos que garantizan el 100% del capital invertido más una rentabilidad adicional han proliferado con muchísima fuerza, conscientes los grupos bancarios de la demanda por este tipo de fondos ante la inestabilidad de los mercados de valores. Pero estas instituciones de inversión colectiva son cada vez más sofisticadas y ya no ligan la rentabilidad adicional a un índice concreto (en el caso de los garantizados de renta variable), sino que es común el lanzamiento de productos con estructuras complicadas que están referenciados a varios índices, cestas de valores o de fondos.

Comprender exactamente cómo funcionan estos productos para elegir el que mejor se adapta a las necesidades del partícipe puede convertirse en tarea ardua. ¿En qué hay que fijarse a la hora de elegir un garantizado? Básicamente en las comisiones que carga al partícipe, en el plazo y en el activo subyacente al que está referenciado.

Fondos garantizados los hay de renta fija, mixtos y de renta variable, pero son estos últimos los que copan la oferta de las entidades en estos momentos. En términos generales, ofrecen al partícipe una garantía fija (el 100% del capital casi siempre) y una variable, consistente en un porcentaje de lo que se revalorice el activo al que está ligada la evolución del fondo. El exitoso Superselección del Grupo Santander, por ejemplo, garantiza el 100% del capital más el 75% de la revalorización media de una cesta de fondos de inversión.

Este porcentaje prometido sobre la revalorización del activo subyacente no se fija por capricho, sino que obedece a la estructura del fondo y a lo que cuesta crearlo. Los fondos garantizados se componen básicamente de tres elementos. Una cartera de renta fija, las comisiones y una opción de compra sobre acciones, lo que se denomina una call. La mayor parte de la cartera está invertida en renta fija, cuyo objetivo es cumplir con la primera premisa de la garantía: conseguir que a vencimiento el valor del fondo sea igual o superior al 100% de la aportación inicial del partícipe. El fondo invierte en activos de renta fija emitidos al descuento o con cupón cero, es decir, que el bono en cuestión no reparte intereses a lo largo de su vida, sino que se pagan en el momento de su vencimiento. Así, por ejemplo, con un bono con vencimiento a tres años y un tipo de interés del 4% en ese plazo, el fondo invertirá en dicho bono 96,15 euros, que es el resultante de restar a 100 euros el tipo de interés del bono. Cuando venza el bono, el fondo recibirá 100 euros, con lo que el capital invertido queda garantizado. Si toda la cartera del fondo se invirtiera en bonos (lo que se hace en garantizados de renta fija pura) a vencimiento, se obtendrían 103,85 euros, sin contar las comisiones.

Esta estructura permite utilizar el capital sobrante de esos 100 euros (3,85 euros en este caso) en otras inversiones que permitan ofrecer al partícipe esa garantía variable. 'Desde luego éste no es el mejor momento para los garantizados, porque los tipos de interés a tres años se encuentran en mínimos', explican en Abante Asesores. El problema es que con tipos de interés bajos la inversión en renta fija debe ser mayor para conseguir ese 100% del capital a vencimiento. Ello implica que la proporción de capital a invertir en otros activos será menor y menor será, por tanto, la garantía variable del fondo. De esa proporción, además, hay que descontar las comisiones que se cargan por invertir en unos y otros activos.

La garantía variable se obtiene a través de la inversión en opciones de compra sobre acciones, porque su capacidad de revalorización es mayor que la de las acciones sobre las que están referenciadas, lo que se denomina el subyacente, y porque su precio, lo que se denomina prima, es menor que el que se paga por la acción en sí misma. La compra de una opción de compra es una operación que otorga al comprador el derecho, que no la obligación, de adquirir un número de acciones a un precio fijo durante un plazo determinado.

Coberturas creadas a medida del fondo

Existen opciones que cotizan en los mercados y su precio varía en función de la oferta y la demanda, como si fueran acciones. Pero existen también opciones denominadas OTC (en inglés, over of the counter, fuera de mercado) que son activos creados a medida para un producto concreto y no se contratan en mercados organizados. Es decir, que una entidad crea la opción y acuerda los términos y los precios de venta con aquella que crea el fondo garantizado. Existe una garantía de contraparte, con lo que la entidad que vende esa opción se muestra dispuesta a recomprarla posteriormente.

æpermil;sa es la razón de que los fondos garantizados de renta variable que se ofertan actualmente sean tan parecidos y tan diferentes al mismo tiempo. Es decir, todos tienen una garantía fija del 100% del capital invertido, pero la variable difiere mucho de un caso a otro, porque las opciones son a medida del fondo. De ahí que pueda encontrarse en el mercado un fondo que promete el 75% del incremento medio porcentual de una cesta de fondos, como el Superselección del Santander, o uno como el BBVA Ranking Garantizado, que promete el 100% de la revalorización media de una cesta de índices, e incluso uno como el Foncaixa Garantizado Mixto Eurovalores 105, que promete el 35% que gane una cesta con todos los valores del Euro Stoxx 50.

¿De qué depende que se garantice un 35% o un 75% o incluso un 100% de lo que gane el subyacente? Básicamente del coste de esa opción. Cuanto mayor es la proporción del capital inicial que se destina a la renta fija, menos queda para invertir en la opción y, por lo tanto, su participación en la revalorización del activo subyacente no será total, sino parcial. Cuanto más cara sea la opción, menor será también lo que participe el fondo de su revalorización. El Foncaixa Garantizado Mixto Eurovalores 105, por ejemplo, sólo garantiza un 35% de lo que gane la cesta porque es un fondo mixto y ha invertido en renta fija más que los garantizados de Bolsa.

Para que la participación en esa revalorización sea mayor, las gestoras buscan opciones sobre acciones que sean baratas, y ello depende, en último caso, de su potencial de revalorización. Cuanto menor sea su expectativa de ganancia, más barata será la prima de la opción. Pero, claro, menor será la ganancia del fondo. Se utilizan mucho, por ejemplo, las denominadas opciones asiáticas, que son aquellas que proporcionan una rentabilidad media periódica de la evolución del activo subyacente. Estas opciones son más baratas que las denominadas europeas (calculan la revalorización entre el precio de inicio y el precio final) porque sus ganancias serán menores y el mercado paga más por una opción con un potencial de revalorización superior. 'El garantizado sobre medias suele ser interesante en entornos de fuertes subidas durante los primeros periodos y rápida caída en la última parte', explican en Bancaja. 'Los últimos datos que pasan a integrar la media tenderán a diluirse con el alto número de observaciones de los periodos anteriores'. El problema de las opciones OTC es que es difícil valorarlas porque no cotizan en mercados organizados y, por tanto, la gestora tendrá que fiarse del precio fijado por el banco vendedor.

A la hora de elegir un fondo garantizado, lo más importante, quizá, es el plazo de vencimiento. Al margen de las expectativas del inversor, suele ser más interesante invertir en fondos con plazos cortos. En primer lugar, porque un fondo garantizado, de alguna manera, ata al partícipe hasta su vencimiento, pues salvo ventanas puntuales a lo largo de la vida del producto que permiten salir sin penalización, el inversor que quiera deshacer posiciones deberá hacer frente a una comisión de reembolso en torno al 5% del patrimonio. Las comisiones son importantes, pues un garantizado puede ser muy similar a otro, pero llevar más cargas para el partícipe, lo que afecta directamente a la rentabilidad. De la misma manera, es interesante tener en cuenta que en ciertos periodos de la vida del producto las suscripciones soportan también altas comisiones.

Asimismo, la opción será más cara cuanto más lejos se sitúe el vencimiento y, por tanto, la garantía variable será menor. Aunque también es verdad que a largo plazo los tipos de interés de los bonos son más altos y ello permite al fondo más margen para invertir en opciones.

El tipo de activo subyacente es también relevante, de cara a hacer un seguimiento de la cartera. Siempre será más fácil calcular la garantía variable de un fondo referenciado a la evolución media del Ibex 35 que la de un producto referenciado a cestas de índices internacionales o de fondos. Cuanto más enrevesado sea el fondo, más difícil será hacer una valoración de lo que lleva ganado o perdido. La elección del subyacente es también importante porque, si se trata de un activo muy volátil (por ejemplo, el índice Nasdaq de EE UU), el precio de la opción será más caro. 'Esto hace que pueda comprar menor número de ellas y, por tanto, proporciona un menor porcentaje de rentabilidad variable', explican en Bancaja.

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