_
_
_
_
Crónica de Manhattan

Batallas de propaganda

Los americanos creen que el número de bajas es aceptable. Lo decía el martes The New York Times y a este lado del Atlántico resultaba comprensible. Esta guerra apenas se ha cobrado muertos. Tal y como se ha presentado la campaña a quien no haya optado por buscar información más allá de sus fronteras, la liberación de los iraquíes ha costado la vida de alrededor de un centenar de soldados por la noble causa de librar a un pueblo de un tirano. Ha sido importante llevar la libertad a los iraquíes, pero el precio en vidas que éstos han pagado ha sido minimizado.

Las imágenes del sufrimiento se han reducido casi por completo a la de los soldados o sus familias y los iraquíes heridos han protagonizado las imágenes sobre todo cuando las tropas de la coalición les han auxiliando. Mientras en algunas cadenas de televisión han explicado que los informativos de otros países hacen especial mención a las víctimas civiles, en EE UU han sido las imágenes de soldados besados por civiles las que se han repetido en todos los formatos posibles una vez desaparecidas las de Sadam Hussein, también besado por sus súbditos. Aquello se tachó como 'propaganda iraquí'.

Las fotos y vídeos de la victoria se mezclan este fin de semana con las de la soldado Jessica Lynch, cuya historia, una emboscada y posterior rescate, va camino de convertirse en guión de Hollywood aunque de momento, y 10 días después de su rescate sigue ocupando titulares y buena parte de los informativos.

En este momento de celebraciones, algunas de las más forzadas explicaciones del Pentágono se han quedado en la versión oficial. Es el caso del bombardeo del mercado de Bagdad el 28 de marzo. Los portavoces del Pentágono dejaron caer que fue un antiaéreo iraquí el causante de al menos 60 muertes de civiles y algunos medios dijeron que esto era parte 'de la guerra de propaganda que la Casa Blanca quiere evitar'. Dos días más tarde el periodista Robert Fisk de The Independent descubrió en las ruinas del mercado una pieza del misil que se identificó como fabricada por la estadounidense Raytheon. La polémica de este asunto y las víctimas ya han sido enterradas sin que la versión de Fisk moviera la oficial.

A mediados de semana The New York Times volvió sobre el tema de las víctimas, esta vez las del otro lado, para concluir que va a ser muy difícil conocer el número de civiles o militares iraquíes muertos porque muchas de las sofisticadas armas utilizadas han sido tan demoledoras como para apenas dejar apenas restos.

El gran problema es que todas las pequeñas o grandes cosas que se han dicho y mostrado corren la suerte de perpetuarse como verdades aunque no lo fueran.

El viernes, miles de personas participaron en una manifestación, calificada de patriótica, en la Zona Cero. El gobernador de Nueva York, George Pataki, enardeció a los congregados diciendo que se fundirán las estatuas de Sadam para hacer vigas y reconstruir la zona. Un primer paso para convertir en histórico y probado lo que para algunos es, como mínimo, una incógnita sin despejar, la participación de Sadam en el 11S.

Archivado En

_
_