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'Telecos'

France Télécom lanza una ampliación histórica por el 63% de su valor bursátil

El volumen de la deuda de France Télécom no ha dejado otra opción. Ha sido necesario destituir a un presidente, reconstituir lo más urgente del balance con emisiones de bonos y recuperar parte de la confianza de los mercados para hacerlo, pero finalmente la compañía pública francesa ha anunciado lo que todos estaban esperando, la mayor ampliación de capital de la historia.

La operadora anunció ayer la puesta en marcha de una emisión con la que captará 15.000 millones de euros. Y esta cifra, puesta en proporción, demuestra el estado de las fianzas de la operadora, porque equivale al 63% de su capitalización bursátil, tras haber perdido un 91% desde máximos, pero sólo al 22% de su deuda, que asciende a 68.000 millones.

El plan de salvamento de France Télécom va más allá, porque para que los accionistas acudan a la ampliación los títulos se venderán con descuento. Concretamente, el precio es de 14,5 euros por acción, una rebaja del 28% con respecto al cierre del pasado viernes. Y ello, a su vez, implica la emisión de un mayor número de acciones, el 87% de las que ahora están en circulación.

Estas cifras dan idea del efecto dilutivo de la operación, algo que el anterior presidente de France Télécom, Michel Bon, trató a toda costa de evitar, pero el nuevo, Thierry Breton, no ha podido sortear.

Al final, serán los accionistas los que paguen parte de los platos rotos de una política de crecimiento basada en adquisiciones pagadas a precios de burbuja y en efectivo, capaz de amasar deudas superiores a las de un país como Tailandia. Porque si los inversores no quieren perder posiciones en el capital de la operadora tendrán que desembolsar su parte proporcional, en una factura que no podría abonarse si France Télécom no fuera una empresa pública.

El más perjudicado por esta ampliación es el Estado francés que, con un 56% del capital, tendrá que desembolsar cerca de 9.000 millones para conservar su participación. Su apoyo ya está asegurado y supondrá una inyección de capital capaz, en principio, de sortear las cautelas de la Unión Europea sobre las ayudas de Estado. Pero si el Gobierno es el principal afectado, también es el primer culpable de la situación actual de la compañía.

Apoyo del Estado

Si la estrategia de la inmensa mayoría de las operadoras de telecomunicaciones durante la burbuja tecnológica ha demostrado ser nefasta, la de las telefónicas públicas se lleva la palma. France Télécom y Deutsche Telekom son los mejores exponentes de los efectos de poner en marcha una expansión financiada a golpe de talonario y de espaldas al balance. La seguridad de contar con el apoyo de sus mayores accionistas y la necesidad de no diluir su posición llevaron a las compañías francesa y alemana a descartar cualquier pago en acciones, una moneda que utilizaron con muy buenos resultados empresas como Vodafone y Telefónica.

Cuando el Gobierno francés pidió sumas desorbitadas por una licencia de UMTS, fue Bouygues quien presentó la batalla, mientras France Télécom eludía el conflicto que se abría entre los intereses de la compañía y de su socio mayoritario, llamado a ingresar los desembolsos.

Los resultados de esta estrategia están a la vista, y France Télécom y Deutsche Telekom brillan con luz propia en el ranking de compañías más endeudadas del mundo. También en el de números rojos, con pérdidas de 20.736 y 24.587 millones, respectivamente, en 2002.

La compañía alemana ha logrado, hasta el momento, evitar la apelación al mercado, pero la francesa ha tenido finalmente que seguir el camino inaugurado por KPN y BT. Estas telefónicas fueron las primeras en bordear la crisis de liquidez y tuvieron que pedir fondos a sus accionistas como parte de sus respectivos planes de choque para salir del colapso financiero. La buena noticia es que, en ambos casos, las macroemisiones de acciones pusieron fin tanto a estos problemas como a la sangría bursátil.

La ampliación de France Télécom es, como no podía ser de otra forma, proporcional a su deuda y, por tanto, récord. Los 15.000 millones de euros que pondrá en el mercado dejan en nada los anteriores hitos históricos, la mayoría en manos de telefónicas, como los 8.700 millones emitidos por BT o los 5.000 millones de KPN.

El destino de los fondos recaudados irá directamente a reducir deuda, según aseguró ayer el presidente de la compañía francesa, Thierry Breton. Esto permitirá un ahorro de 500 millones al año en intereses y acerca a la telefónica a su objetivo de reducir la ratio de deuda neta sobre Ebitda (resultado bruto de explotación) inferior a tres veces para el cierre de este año.

Pese a que nada de lo anunciado ayer sorprendió al mercado, los inversores acogieron divididos la ampliación de capital. La reacción inicial fue una caída cercana a los dos dígitos, seguida de un repunte del 7% y un cierre otra vez en negativo, con una pérdida del 0,99% y un valor de 20 euros por título.

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