Issing advierte de que la guerra no justifica una rebaja en los tipos de interés
Issing ha señalado, en declaraciones al diario Welt am Sonntag, que una política monetaria ¢obcecada de puro activismo¢ dañaría al banco y ha prevenido de la simple concepción de que "empieza la guerra y el banco central reduce los tipos". Las declaraciones del alto cargo del banco emisor se producen días antes que este órgano se reúna en Roma, el 3 de abril, para revisar la política monetaria en la eurozona.
El Banco Central actuará con decisión si es necesario, ha asegurado Issing, pero ha añadido que ¢también debe enfrentarse a cualquier expectativa errónea o exagerada¢, en alusión a las previsiones de los mercados financieros y algunos economistas que esperan una nueva reducción de las tasas. El BCE rebajó el precio del dinero en un 0,25% hasta el 2,50% en su último encuentro en marzo, por primera vez, este año, con el claro objetivo de estimular el crecimiento de las doce economías del área euro.
Issing apuntó que el daño psicológico sería mucho mayor si las decisiones del banco emisor fueran ineficaces o incluso errónea y que la función del BCE es crear confianza, pero que de haber una súbita estrechez de liquidez, el banco emisor actuará "sin demora con medidas adecuadas". El economista jefe de la autoridad monetaria negó que Europea esté al borde de una recesión, pero dijo que sí se halla "en una fase de marcada debilidad de su crecimiento", aunque espera que la economía se recupere en la segunda mitad de 2003, siempre que la guerra sea corta.
Además, Issing explicó hoy ante los diputados del Parlamento Europeo los distintos escenarios a los que se puede enfrentar la economía de la zona euro en función de la duración de la guerra en Irak, resaltando que de prolongarse ésta, los prejuicios para el tejido productivo europeo serían graves. Según Issing, uno de los escenarios a tener en cuenta y que calificó como "pesimista" se traduciría en "un fuerte alza de los precios del petróleo que se prolongaría en el tiempo", acompañada por una "pérdida de confianza" de los agentes económicos lo que provocaría la caída del consumo y de las inversiones.
"El turismo y los intercambios comerciales mundiales se verían afectados, los mercados bursátiles continuarían contrayéndose y la volatilidad en el mercado cambiario internacional aumentaría", explicó. En un escenario así se asistiría a una aceleración de la inflación a corto plazo, acompañado por un debilitamiento de la producción", añade Issing. El otro escenario, "más optimista", se basaría en un conflicto lo suficientemente corto en Irak que provocaría un repunte de la confianza y una reactivación más rápida de la economía que la vivida hasta ahora.