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Fondos de inversión a prueba de bombas

Los gestores recomiendan cestas con preponderancia de renta fija y prefieren la zona euro a EE UU

Las turbulencias de los mercados animan a aprovechar la libertad fiscal para el traspaso del ahorro de un fondo de inversión a otro. La volatilidad que se vive desde hace meses y el inicio del ataque de EE UU a Irak parecen argumentos suficientes para que el partícipe que esté invertido en fondos de renta variable se replantee su estrategia y reduzca el riesgo de su cartera, hasta que escampe el temporal.

Eso no quiere decir, sin embargo, comenzar a mover la cartera, entrando y saliendo de fondos de renta variable, según las perspectivas que uno tenga de los movimientos de los mercados.

Como bien se cansan de predicar los gestores, una y otra vez, la inversión debe realizarse con objetivos a largo plazo, con plazos mínimos de uno o tres años. Con esta perspectiva temporal, bien se pueden aprovechar las bondades de una cartera diversificada y evitar caer en la trampa cortoplacista y en las tentaciones especulativas que en ocasiones brindan conflictos como el presente y que pueden llegar a quemar los ahorros de muchos inversores.

En todos los perfiles de riesgo propuestos por las gestoras, el peso de la renta fija es mucho mayor de lo que hubiera sido hace un par de años

'Desde febrero estamos recomendando una inversión con un objetivo a tres años, pero teniendo en cuenta la incertidumbre reinante', explica Ramón Esteruelas, director de clientes institucionales de ING Investment Management.

La gestora del banco holandés ha planteado a sus clientes dos carteras tipo, en función de dos perfiles diferentes: uno muy conservador y otro algo menos. El primer caso comprende una inversión al 100% en renta fija, donde el 75% de la cartera se destina a bonos europeos, para evitar el riesgo-divisa. Un 21% corresponde a renta fija estadounidense, en dólares, y un 4% a renta fija emitida en yenes. La segunda alternativa, algo más arriesgada, contempla la inversión de un 25% de la cartera en activos de renta variable, con predominio de valores europeos. La de ING no es la única gestora que estima que la Bolsa europea, en términos comparativos, está más barata que la estadounidense. 'Gran parte de los mercados bursátiles están negociando a niveles atractivos', aseguran en Schroders, la gestora británica. 'La excepción es Estados Unidos, que está caro a nivel mundial y con relación a su propia historia'.

Como la de ING, muchas de las carteras propuestas en las últimas semanas por los inversores institucionales contemplan una reducción de riesgo, vía inversión de una parte importante en bonos o en liquidez, es decir, en activos monetarios. La división de banca privada de BNP Paribas, por ejemplo, destina hasta un 81% de los activos de su cartera más conservadora a renta fija y fondos monetarios. Tan sólo un 19% se invierte en renta variable y con mayor peso de la zona euro.

Esteruelas reconoce que el potencial de los bonos a largo plazo no es mucho, tras las intensas revalorizaciones de las últimas semanas, pero considera que es una alternativa rentable a la hora de buscar un refugio. 'Igual no se gana mucho con la deuda estatal, pero sigue habiendo mucha demanda de estos activos porque persiste la incertidumbre y eso puede todavía impulsar los precios al alza', añade. Pero, además, en el caso de los bonos de la zona euro y a la espera de que el Banco Central rebaje los tipos de interés oficiales casi con seguridad, el potencial puede ser algo mayor. 'De cara a diversificar más aún la cartera, invertiríamos parte de la cartera en renta fija corporativa de elevada calificación crediticia', sostiene Esteruelas.

Al margen del daño que pueda hacer la guerra en Irak al conjunto de las economías mundiales, el conflicto no es más que otro factor que se une a la lista de trabas con que se han topado los mercados en los últimos años. Las dudas sobre la recuperación van más allá de la guerra, lo que ha provocado un mayor conservadurismo en todos los perfiles de riesgo propuestos. La cartera más agresiva de Crédit Agricole Asset Management, por ejemplo, destina hasta un 25% a renta fija euro, cuando es seguro que hace unos años esta cartera hubiera estado compuesta al 100% por activos bursátiles. Los partícipes también han obrado en consecuencia y, a estas alturas del año, persiste una fuerte rotación desde activos de riesgo hacia fondos monetarios, de renta fija y garantizados.

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