Desconfianza al otro lado del Atlántico
'Naciones Unidas corre el riesgo de ser irrelevante'. Una y otra vez se ha oído esta frase en boca del presidente de EE UU, George Bush, de sus colaboradores y de algunos de los tertulianos de televisión. Muestra de la irrelevancia ha sido la ausencia del secretario de Estado, Colin Powell (y de los ministros española y británico), en la última reunión ministerial. Cuando los presidentes de Alemania y Francia estudiaban ir al Consejo de Seguridad, Powell dijo que Bush no se movería de Washington.
La cuestión es que en el mundo de intervenciones preventivas que la actual Casa Blanca concibe, las instituciones nacidas de la guerra fría no funcionan. Lo dijo el vicepresidente Dick Cheney en el programa de la NBC Meet the Press el pasado domingo. 'Puede que no sean las estrategias, políticas o instituciones adecuadas para lidiar con las amenazas que afrontamos ahora'. Para Cheney, el único país que es capaz de afrontar esos retos es EE UU. El vicepresidente se preguntaba cómo es posible que grupos terroristas como Brigadas Rojas 'o los separatistas vascos' estuvieran o estén operativos tanto tiempo.
Pese a todo, Bush ha dicho que confía en la labor de Naciones Unidas para proveer de asistencia humanitarias al Irak de la posguerra y se empieza a estudiar un proyecto de resolución en este sentido.
Quizá quien tenga una visión más negativa es el secretario de Estado de Defensa, Donald Rumsfield, para quien la ONU no es más que un montón de liliputienses que tratan de atar de pies y manos a Gulliver (EE UU). Rumsfield, un diplomático que ha ganado notoriedad en la carrera al descalificar la oposición de Francia y Alemania caracterizando a estos países de 'vieja Europa', ha sido en parte responsable de un sentimiento antifrancés que crece en EE UU. Ayer un articulo de William Safire en The New York Times volvía a insistir en que han sido los intereses empresariales franceses los que han modelado la postura de Jacques Chirac.
'Los europeos piensan que el mundo funciona como funciona Europa', dijo Cheney en la NBC. 'La fricción es estructural'. En cuanto a Francia, el vicepresidente proclama: 'Es difícil tomar a los franceses en serio'. Ayer una antigua responsable de comercio pedía en la CNBC que América aplique medidas discriminatorias con Francia.
El entendimiento es nulo. Incluso el otrora cauto Powell evita morderse la lengua. En la muy conservadora Fox TV el domingo el secretario de Estado dijo que las relaciones con Francia se han estropeado en el corto plazo y aunque dijo que no iba a ir tan lejos como para decir que este país ha tratado de proteger a Sadam, Powell sí dijo que habían minimizado la presión sobre el tirano iraquí. Con respecto a Rusia, Powell confía en recuperar las buenas relaciones, y con Alemania también, porque la posición de Gerhard Schröder se ha creado, según Powell, por la presión popular en su campaña.