Un decálogo sobre gestión
1 Liderazgo. El liderazgo es un rol de grupo y no un rasgo individual. El liderazgo existe cuando se da el consentimiento de los miembros de un grupo por el reconocimiento de la aportación del líder a la consecución de un fin colectivo. Así, el líder es apreciado por su capacidad de aportar ideas a la organización y por su habilidad para la orientación de las decisiones.
2 Cultura corporativa. El liderazgo, entendido como la capacidad de transmitir y matizar valores a la organización, es una de las variables de la cultura corporativa, siendo por tanto imprescindible la armonía entre el estilo de liderazgo y los valores corporativos.
3 Estilos. Las investigaciones clásicas definieron tres estilos o climas de liderazgo. Autoritario: Toda decisión estratégica es tomada por el líder, el cual establece los fines e interviene en la configuración de los equipos. Democrático: La línea a seguir es discutida y decidida por el grupo, alentado y ayudado por el líder. Cada área elige a sus colaboradores y se ocupa de la división de tareas. Laissez-faire: Libertad de decisión por áreas funcionales, con la opinión y el consejo del líder, quien, una vez asignadas las funciones y tareas, no participa en el proceso de trabajo, aportando únicamente la información necesaria en la medida en que ocupa el centro de las comunicaciones y tiene una información del conjunto.
4 Visión. Es una imagen compartida por los miembros de la alta dirección de una compañía sobre lo que quieren ser y cómo llegar a serlo. La enunciación de la visión le corresponde al líder de la compañía y en su formulación -que generalmente efectúa la dirección de comunicación o una consultora externa- se deben observar tres requisitos: 1) Elegir un concepto claro de lo que se necesita para tener éxito. 2) Que constituya un propósito noble, y que merezca la pena hacer, que implique a todos los miembros de la organización. 3) Que sea creíble y tenga una probabilidad verosímil de éxito.
5 Estereotipos presidenciales. Investigaciones recientes apuntan que en España existen tres estereotipos presidenciales que explican la relación entre la imagen de los presidentes y la imagen corporativa de sus empresas. Imagen de presidente gestor: El referente de su imagen se sitúa en un contexto coyuntural de la empresa; la imagen del presidente condiciona la de la compañía. Imagen de presidente protagonista: el referente de su imagen es el contexto personal; la imagen del presidente se independiza de la de la compañía. Imagen de presidente tradicional: El referente de su imagen es la tradición empresarial; la imagen de la compañía está por encima de la imagen de su presidente.
6 Dirección por valores. En la empresa actual resulta imprescindible desarrollar un liderazgo que facilite y haga posible que las cosas lleguen a suceder, y que supere definitivamente la tendencia reactiva más propia de gestores administrativos orientados al control jerárquico. Un directivo ha de ser un facilitador del éxito de sus colaboradores. Desde esta filosofía se puede concluir que las instrucciones son herramientas directivas propias de los jefes (dirección por instrucciones), los objetivos de los gestores (dirección por objetivos) y los valores de los líderes (dirección por valores). Aunque mucha gente entienda el liderazgo de forma grandilocuente, no hay que olvidar que, en esencia, se refiere a la capacidad de ilusionar, encauzar y cohesionar equipos.
7 Gestión participativa. Se caracteriza por el calor en las relaciones personales, por la prontitud para explicar las acciones y por la buena disposición para escuchar a los subordinados. El empeño del líder en una organización participativa es el de ser un jefe socialmente aceptado en sus relaciones con los miembros de la organización.
8 Gestión autocrática. La gestión autocrática es buena para el logro de una mayor eficiencia en épocas de crisis, si bien es más débil para conseguir la eficacia integradora de la organización. Los grupos autocráticos tienden a ser más agresivos y a rechazar otras formas de liderazgo, a la vez que acaban siendo menos capaces de proseguir la labor de la organización en ausencia del líder.
9 Poder y liderazgo. Según Edgar H. Schein, la regulación del poder en el seno de la empresa responde a alguna de estas seis presunciones. La autocracia: el poder está para ejercerlo. El paternalismo: el poderoso debe ocuparse de los más desfavorecidos. La consulta: cualquier opinión es útil. La participación: el poder debe compartirse como mejor convenga. La delegación: el gobierno ha de ser para los más capaces. La colegiación: el poder debe compartirse.
10 Carisma. Se trata de una cualidad atribuida a los líderes que son aceptados y no sólo asumidos. Parte de la idea de una especial capacidad de influencia o de seducción personal al margen del liderazgo orgánico o de posición. El líder carismático ocupa un espacio propio en el imaginario colectivo y tiende a personalizar las alabanzas y las críticas, permaneciendo apartado de la actividad funcional, excepto cuando tiene que demostrar algo. © Villafañe & Asociados