El déficit fiscal empeora el sesgo de la deuda panameña
El Gobierno panameño está encontrando importantes dificultades en su intento de invertir la deteriorada situación con la que han finalizado el ejercicio de 2002 las cuentas fiscales del país. Esta ha sido la principal razón esgrimida por la agencia de calificación crediticia Standard & Poor's (S&P) para modificar la perspectiva de la deuda soberana panameña a largo plazo de la posición de estable a negativa, manteniendo, no obstante, su rating en BB.
Según ha señalado S&P, esta perspectiva negativa refleja la posibilidad de una rebaja futura en la calificación crediticia, si el Gobierno panameño decide mantener una política fiscal expansiva, que sería inconsistente dentro del actual esquema de dolarización de la economía panameña.
En particular, la agencia calificadora señala un riesgo de rebaja en el rating si se produce un empeoramiento del déficit fiscal del país antes de las elecciones presidenciales y legislativas previstas en mayo de 2004.
Según datos oficiales, el déficit fiscal registrado en el país en 2002 alcanzó los 237 millones de dólares, es decir, un 2% del PIB para el sector público no financiero. Por primera vez se ha incluido en su contabilización el saldo de las operaciones de la Autoridad del Canal de Panamá, ajuste respaldado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), y gracias al cual el saldo del sector público no financiero se ha ajustado al límite máximo establecido por la Ley de Responsabilidad Fiscal.
No obstante, el saldo fiscal se ha deteriorado notablemente, si lo comparamos con el 0,7% del PIB registrado en 2001, poniendo de relieve el deterioro de las cuentas panameñas durante 2002, así como un débil crecimiento económico (1%) sustentado, fundamentalmente, por la actividad pública.
Muchos factores en contra
Asimismo, existe una serie de factores que mantienen constreñida la calificación del país, entre los que destacan las escasas perspectivas de crecimiento de la economía ante la ausencia de reformas que permitan un incremento de la productividad en la economía panameña. Las rigideces en las cuentas fiscales del país limitan las posibilidades de maniobra del Ejecutivo y pueden verse perjudicadas por un deterioro en el régimen de la seguridad social.
Además, una estructura económica dual, que conlleva unos elevados índices de desempleo y de pobreza, con un sector servicios poco intensivo en mano de obra y orientado totalmente hacia la operativa internacional, que convive con la menor eficiencia de los sectores agrícola y manufacturero.
Sin embargo, y a pesar de las limitaciones, la economía panameña se encuentra soportada por dos factores fundamentales. Por un lado, un sistema democrático estable, desde el fin de la dictadura del general Noriega en 1989, periodo en el que el país ha vivido importantes cambios políticos e institucionales (entre ellos, la transferencia del Canal).
Por otra parte, una estabilidad monetaria relacionada con la dolarización de la economía panameña y que ha conseguido situar la tasa de inflación en una media del 0,9% durante los últimos cinco años.
No obstante, y a pesar del deterioro registrado en el saldo fiscal del país, no es probable que el Gobierno panameño encuentre dificultades para hacer frente al pago de sus obligaciones a lo largo del ejercicio, gracias a un cómodo calendario de amortización de la deuda, con cifras inferiores a 500 millones de dólares anuales en los próximos tres años, de los que la mitad corresponden a deuda pública doméstica.