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Finanzas

La junta del BBVA abre la polémica sobre la retribución al accionista y al consejo

Francisco González se enfrentó el sábado en Bilbao a su segunda junta de accionistas como presidente único del BBVA, un acto que fue más tenso que el celebrado un año antes. En esta ocasión, y al contrario de lo que sucedió un año antes sólo estuvo presente uno de los 24 ex consejeros y directivos salientes por el caso de las cuentas ocultas del BBV, Alfonso Cortina, presidente de Repsol.

En la junta celebrada el 9 de marzo de 2002 ya se había producido la salida de varios consejeros del banco, incluidos el ex copresidente Emilio Ybarra, y ex consejero delegado, Pedro Luis Uriarte, pero no se conocía aún las verdaderas razones de estas dimisiones (las cuentas secretas del BBV), que llevaron posteriormente a la salida del resto de los consejeros procedentes del BBV.

También, y a diferencia de lo ocurrido en la junta de 2002, que pudo calificarse como un camino de rosas, durante el acto del sábado González tuvo que asumir duras críticas a su gestión protagonizadas por los 10 pequeños accionistas que tomaron la palabra en el turno de ruegos y preguntas.

El recorte del dividendo, la remuneración de los consejeros y la petición de explicaciones sobre el caso de las cuentas opacas del BBV, fueron las preguntas más coincidentes realizadas por los accionistas el sábado.

Estas cuestiones alteraron lo que pretendía ser una junta menos crispada que la del año anterior, una vez que el BBVA había logrado superar según recordó González, la 'prueba de fuego' por el escándalo de las cuentas secretas que mantuvo el extinto BBV en paraísos fiscales. De hecho, en su intervención González optó por un discurso más plano que en 2002, que estuvo cargado de mensajes.

Evitó en todo momento alusiones directas al pueblo vasco, al terrorismo, a una posible guerra contra Irak o mensajes políticos. Aunque veladamente recordó los orígenes del grupo, al afirmar que su nuevo proyecto empresarial 'se construye sobre una tradición muy larga y una herencia muy rica, de las que estamos orgullosos'. Y añadir que 'la propia identificación con esa tradición nos obliga a hacer ahora lo que el banco ha hecho en otros momentos clave : innovar. Venimos de lejos, pero miramos aún más lejos'.

El banquero prefirió abordar el asunto del deterioro de la imagen sufrido por el banco desde el 22 de marzo, fecha en la que se conoció el 'caso BBV', hasta septiembre -mes en el que el grupo recuperó su buena imagen, de una forma sutil, sin alusiones a las cuentas ocultas o a los antiguos consejeros del banco.

González sólo afirmó en su discurso que el banco 'ha salido fortalecido' y 'ha superado una prueba de fuego' con este escándalo. Y aunque reconoció que tras darse a conocer el escándalo el BBVA sufrió un 'deterioro apreciable', en septiembre volvió a 'situarse a la cabeza del sector' en reputación y valoración de imagen.

Fue a respuesta de un accionista, que le acusó de ser 'complice' de las irregularidades cometidas por el banco y el ex copresidente Emilio Ybarra, cuando González se extendió algo más al contestar que el banco 'ha hecho lo que tenía que hacer: afrontar los problemas, traer el dinero al balance y actuar en consonancia con el Banco de España y las autoridades'. Pero eludió extenderse más en este tema 'porque no es bueno para el banco'.

Pero fueron las alusiones a su gestión, 'la falta de humildad del banco' y el recorte del dividendo, lo que crispó más a González, quien en su intervención intentó explicar lo complicado que había sido 2002 y los esfuerzos que había hecho el BBVA por fortalecer su base patrimonial, colocándolo, aseguró, por encima de la media de la gran banca europea.

Queja de los inversores

La política aplicada por el BBVA en 2002 de bajar el dividendo un 9,1% tras recortar el beneficio un 27,3% tras adelantar saneamientos por 427 millones de euros, no convenció a este grupo de accionistas, que abrieron por primera vez en años el debate sobre la disminución del dividendo en una gran entidad financiera. E incluso dos de ellos pidieron que este recorte tuviera también su reflejo en la misma proporción en la retribución del consejo del banco

'No venga aquí a hacer demagogia', fue una de las frases más repetidas por González a los accionistas. Y tras insistir en que 'nosotros no somos magos. No vamos a hacer milagros', el banquero pidió a los accionistas un 'sacrificio a corto plazo', y aunque sin comprometerse, dijo 'creemos que habrá una mayor recompensa en el futuro', 'el dividendo será mayor pronto', aseguró. Y añadió al final de la junta que 'el año que viene espero que vengamos con más alegría'.

Las únicas previsiones que facilitó González para el presente ejercicio fueron las de la apuesta del BBVA 'por acelerar el ritmo, crecer y que el trabajo realizado se plasme en claras diferencias frente a sus competidores', en alusión al SCH.

'En conjunto, y aún asumiendo que la cuenta de resultados siga afectada por ciertos impactos adversos en 2003, debe ir de menos a más, contrariamente a lo ocurrido en 2002. Esperamos que cada trimestre sea mejor que el anterior', dijo.

El banco opta por no publicar el sueldo de cada consejero

Francisco González, mantiene el suspense sobre los sueldos del consejo de administración del BBVA. La propuesta del presidente, quien anunció en mayo del pasado año que iba a pedir al consejo autorización para hacer público su sueldo y el del resto de los miembros del máximo órgano de gobierno no ha calado finalmente en el consejo, que ha optado por cambiar el sistema de retribución para pasar a pagarse por asistencia en vez de por dietas. De momento, sólo el Banco Popular publica tradicionalmente estas retribuciones de forma individualizada. Bankinter lo recoge a partir de este año, y el presidente del SCH, Emilio Botín, se ha comprometido a hacerlo público este ejercicio. El informe anual del BBVA despeja algunas dudas sobre este capítulo. Así las retribuciones fijas para el consejo fueron de 4,69 millones de euros frente a los 1,78 millones de euros de 2001. La entidad quiere destacar que desde mayo, cuando se estableció un nuevo sistema retributivo basado en la ' responsabilidad y dedicación', sus miembros, en conjunto cobraron un fijo de 4,15 millones de euros. No especifica, sin embargo, la retribución variable que ascendió para el conjunto del año a 2 millones de euros frente a los 7,56 millones del ejercicio anterior. El máximo órgano de gobierno sufrió en la primera mitad del año pasado un profundo adelgazamiento como consecuencia de la salida de los consejeros implicados en los fondos de pensiones de Alico. Los consejeros ejecutivos (González, Goirigolzarri y José Maldonado) cobraron entre fijo y variable 10,8 millones en 2002. El propio González, Emilio Ybarra, Pedro Luis Uriarte y Maldonado tuvieron una nómina de 11,25 millones en 2001.

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