Resultados y patrañas contables
La avalancha de resultados empresariales, en lo que es la recta final de la presentación oficial de los mismos, hace que los telepredicadores cometan errores de bulto en sus diagnósticos. Unas veces porque no deben tirar piedras contra su tejado, que de lo que se trata es de seguir pedaleando; otras, por desconocimiento de la arquitectura financiera y contable, y también por la premura en el análisis.
Sólo el pequeño grupúsculo de observadores indomables pone las cosas en su sitio y advierte a sus más próximos de las patrañas y contabilidades de fábula que esconden gran parte de las cuentas de resultados que ahora se presentan.
Hay quien vincula la actuación de muchas empresas con la de aquella ama de casa que formuló a su compañía de seguros una petición de reparación de daños engañosa. En el domicilio de esta singular protagonista estalló un día una tubería y con esta excusa se rellenó un parte de daños antiguos y, por supuesto, nunca imputables a la rotura de la tubería. Pidió un mueble por aquí, una lámpara de pie por allá, una mano de pintura más lejos y una puerta blindada nueva.
En la contabilidad que se presenta aparecen enormes vacíos de situaciones pasadas en las que se mezclan rúbricas diversas de manera alocada. Ese empeño que manifiestan públicamente determinadas compañías de que 'a partir de ahora vamos a hacer las cosas bien' deja tiritando a inversores y observadores. Si a partir de ahora van a hacer las cosas bien, ¿quienes se responsabilizan de las cosas que se han hecho mal en el pasado y cómo se contabilizan éstas? ¿Cuál es el punto cierto de partida? Y en cualquier caso, ¿justifica este pronunciamiento los desmanes y abusos del without en las contabilidades que tanto abundan en ambos lados del Atlántico? Son preguntas que aún no se han respondido. Quizá nunca se respondan.