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Fondos

Riesgos en la deuda de EE UU

Si mañana nos levantáramos con la muerte de Sadam y sin conflictos con Corea del Norte, seguro que caerían con muchísima fuerza los precios de los bonos gubernamentales estadounidenses'. Keith Swabey, vicepresidente internacional de renta fija para JP Morgan Fleming, tiene claro que si de verdad existe una burbuja en la renta fija, como han apuntado algunos analistas, ésta se encuentra en los bonos estatales de EE UU, y no en los europeos. 'Con la renta fija no puedes hablar de burbuja', matiza Antonio Villarroya, analista de bonos de Merrill Lynch. 'La renta fija está recibiendo el dinero del pinchazo de otra burbuja', añade, en referencia a la huida de los inversores desde los mercados de valores hacia los de bonos.

Este flujo de dinero hacia la renta fija, sobre todo en EE UU, ha provocado en los últimos meses la subida de precio de los bonos estatales, con su consiguiente caída en los tipos de interés. El comportamiento de los bonos se caracteriza porque los precios de los mismos y sus tipos de interés se mueven en sentido contrario. Cuando se revalorizan los primeros, debido a un exceso de demanda, caen los segundos. Y eso es precisamente lo que está sucediendo en EE UU, a raíz de la incertidumbre generada por la desaceleración económica y, más recientemente, por la posibilidad de que EE UU inicie un ataque preventivo contra Irak.

La creciente posibilidad de un conflicto bélico ha empujado a la baja los tipos de interés del bono a 10 años de EE UU hasta el entorno de los 3,9%, desde la zona del 4,2% sobre la que se situaron a mediados del mes de enero, tras un intenso rebote de las Bolsas. Sin embargo, el refugio en que se ha convertido la renta fija estadounidense puede dejar de serlo. Una vez finalice la incertidumbre bélica es muy probable que se produzca un flujo de dinero desde los bonos hacia los mercados de renta variable, con la consiguiente depreciación de los primeros.

La deuda pública estadounidense, además, conlleva un riesgo añadido derivado de varios factores. En primer lugar, parece poco probable que la Reserva Federal decida rebajar aún más los tipos de interés oficiales. Una caída de estos tipos a corto plazo provocaría una apreciación de la deuda a largo plazo. 'La economía de EE UU no está en recesión, esperamos un crecimiento del 2,5% o del 3% para 2003', asegura Keith Swabey. Ello, a su juicio, descarta una rebaja, pero también una subida de tipos este año, pues la inflación 'no es un problema' y ya hay bastantes nervios en el mercado. Si la Reserva Federal rebaja los tipos de interés oficiales la economía se acercaría peligrosamente a la japonesa, con tipos reales negativos, es decir, tomando en cuenta la inflación.

Al mismo tiempo, la Casa Blanca ha anunciado recientemente que el déficit presupuestario alcanzará los 304.000 millones de dólares el próximo año y 307.000 millones el siguiente. Todo un récord que no tiene en cuenta los gastos derivados de la guerra en Irak. 'El Estado tendrá que emitir más deuda para financiar ese déficit, con lo que los inversores pueden comenzar a vender sus bonos antes de que se emita el nuevo papel', sostiene Jaime Hoyos, director de inversiones de Crédit Agricole Asset Management.

Las nuevas emisiones suponen más oferta en el mercado de bonos y por tanto menos presión sobre los precios, que caen. Esta misma semana el Tesoro americano ha lanzado una emisión de bonos a cinco y 10 años valorada en 42.000 millones de dólares. Antonio Villarroya, de Merrill Lynch, duda de que el impacto del déficit sobre los bonos vaya a ser tan acusado. 'La economía está aún débil. Creo que los tipos de interés del bono a 10 años se mantendrán en torno al 4% bastante tiempo'.

Los gestores de renta fija, en términos generales, desaconsejan la inversión en deuda pública estadounidense, tanto por el poco margen que tiene de subida como por la posibilidad de que los tipos a largo plazo comiencen a subir por un flujo hacia la Bolsa y ello genere pérdidas en las carteras de los inversores de bonos.

Para el inversor español se da la circunstancia de que un dólar débil perjudica toda inversión en activos estadounidenses. Prácticamente todos los fondos de deuda pública emitida en dólares a la venta en España se encuentran en pérdidas en lo que va de año, precisamente debido a la depreciación del dólar frente al euro. 'El déficit por cuenta corriente en EE UU es muy elevado; tendrían que entrar 2.000 millones de dólares por día en el mercado estadounidense para sostener la divisa', asegura Antonio Villarroya. 'A largo plazo creemos que el dólar seguirá cayendo hasta la cota de los 1,1 euros', coincide Swabey. 'A corto plazo, si remontan las Bolsas tras la guerra, podría subir de 1,07 a 1,04 euros, pero luego caería otra vez. La fortaleza del dólar ha terminado'.

La pobre perspectiva para la deuda pública estadounidense ha inclinado a los gestores a fijar su objetivo en otros activos de renta fija. La preferencia, en caso de optar por emisiones públicas, es la zona euro, donde el Banco Central Europeo podría bajar todavía los tipos oficiales. Y frente a la deuda pública, mejor la privada. 'A poco que mejore la situación, los tipos de los bonos de empresa se acercarán a los de los bonos estatales', asegura Jaime Hoyos.

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