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América latina

La volatilidad de los flujos de capital es la amenaza para las economías emergentes

Las economías emergentes son víctimas de fenómenos externos; uno de los más graves es el del desplome de los flujos de capitales financieros, que ha dejado a este conjunto de países en una situación de gran fragilidad financiera. Al menos esa es la convicción de Guillermo Calvo, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El experto argentino estuvo ayer en Madrid para inaugurar el ciclo de conferencias Perspectivas Socioeconómicas de América Latina, organizado por la Fundación BBVA. 'Desde 1998 está bien claro que no están entrando capitales financieros en ningún país emergente', afirmó Calvo. El economista considera que la suspensión de pagos de Rusia de aquel año supuso 'el golpe fatal del mercado de capitales' para las economías en desarrollo. Estos países no sólo han visto restringido desde entonces su acceso a la financiación internacional, sino que ésta, además, se ha encarecido mucho.

Un informe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, en sus siglas en inglés), que reúne a los principales bancos del mundo, incide en la caída de estos flujos. De 148.200 millones de dólares (138.425 millones de euros) en 1999 a 112.500 millones de dólares (105.000 millones de euros) en 2002. En el caso de América Latina, estos flujos han descendido un 63,8%.

El experto del BID abogó por la creación de un 'fondo de mercados emergentes', que centralice la emisión de bonos de estos países y mantenga su precio, 'para evitar que haya un desplome generalizado', cada vez que una de estas naciones 'sorprende' al mercado con una quiebra de su sistema económico.

Calvo lamentó 'la asociación espectacular' que los inversores han hecho entre los llamados bonos basura y los títulos públicos que los países emergentes venden en los mercados exteriores.

La vulnerabilidad externa es uno de los principales factores desestabilizadores de América Latina. El responsable económico del BID afirma que la 'dolarización' y la 'vulnerabilidad estructural' son los dos motores principales para la perenne crisis de una región marcada en las últimas décadas por unas tasas de crecimiento inferiores a su potencial.

'La dolarización más peligrosa de todas es la de los pasivos, es decir, sostener elevados porcentajes de deuda en dólares o en moneda extranjera', explicó el economista argentino. El funcionario señaló que uno de los países con mayores riesgos es Brasil, ya que un 50% de su deuda pública es en dólares y el resto está indexado a los tipos inmediatos de interés, muy elevados.

Respecto a la vulnerabilidad estructural, el funcionario latinoamericano destacó que, cuando se cierra el grifo de la financiación en los mercados internacionales, 'sólo los países de economía abierta tienen capacidad de respuesta suficiente' para afrontar sus obligaciones.

Calvo reconoció que la crisis de Irak también incide negativamente en América Latina , ya que eleva la percepción de riesgo y, por tanto, los intereses que los emergentes han de pagar por su deuda.

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