La caída de la productividad añade dudas sobre el control de la inflación
El enfriamiento de la economía se ha traducido en una caída de la productividad. Pero la caída se reconoce severa al compararse con el crecimiento del 5,5% del trimestre anterior. La caída es además la primera desde el segundo trimestre del año 2001, el primero entero una vez se entró en una recesión que aún no ha acabado oficialmente. A pesar del dato negativo, se cierra el año con un aumento de la productividad del 4,7% que duplica la media registrada desde 1996 y sólo queda por detrás del 6,9% conseguido en el año 1950 bajo la administración de Harry Truman, un año en el que la economía creció un 8,7%.
Los analistas han celebrado el dato anual, aunque se reconoce que habría que preocuparse si el dato del último trimestre marca una tendencia. Sobre todo porque desde la Reserva Federal se hace una constante alusión a la productividad como uno de los seguros de la fortaleza económica del país. El crecimiento de la productividad va a permitir la mejora 'del clima económico en el tiempo', dice la Reserva Federal en sus últimos comunicados.
El problema principal de cara al actual trimestre es que el crecimiento no está siendo muy fuerte y el escenario de guerra que se vive deja demasiadas incertidumbres sobre la economía.
Según los datos del último trimestre del año pasado dados a conocer por el Departamento de Trabajo, el pago a cada trabajador por su producción creció como media un 4,8%, la mayor ganancia desde finales de 2000. En el trimestre anterior se rebajó este coste un 0,1% y por lo que se refiere al conjunto del año el avance fue de un tímido 0,3%. Un informe de Salomon Smith Barney recoge con sorpresa el hecho de que incluso contando con una subida de los costes no laborales por la energía, éstos han caído un 4,1%, 'limitando la subida anual al 1,2%'.
El aumento de la productividad reduce el coste del trabajo, lo que debería permitir una mejora de la economía y en estos momentos se está manteniendo, a pesar de la crisis, por la fuerte inversión en capital tecnológico que hicieron las empresas en los noventa. La cara oculta de este dato es que el mercado de trabajo no se anima. De hecho, según se ocupaba de informar ayer The New York Times en su primera página entre tanta noticia concerniente a la posible guerra en el Golfo, la tasa de contratación es la peor en 20 años. La economía estadounidense ha perdido más de dos millones de empleos desde que comenzó la recesión en marzo de 2001, un periodo que no se ha dado por acabado oficialmente.
Actualmente el paro afecta al 6% de la población, pero según los datos que maneja el diario neoyorquino procedentes del Departamento de Empleo, cerca de un millón de personas en paro han dejado de buscar empleo de forma activa.
Desde ese punto de vista puede leerse la última caída semanal de número de solicitantes de subsidios de desempleo. La semana pasada este número cayó a 391.00 personas de las 402.000 en la semana precedente y marcando una tendencia de caída desde hace tres semanas.
En este apartado, los analistas no echan las campanas al vuelo y siguen mostrando cautela ante unos datos que preocupan por la continuidad de otro de los pilares de la economía en esta crisis, el consumo de los ciudadanos, que se ha mantenido robusto pese a todo y sólo en los últimos meses ha dado muestras de cansancio.