El temor a una caída de la inversión golpea las divisas latinoamericanas
Los tambores de guerra se dejan oír con amplio eco en América Latina. Las divisas de México, Colombia, Venezuela, Chile y Brasil han registrado significativas caídas en las últimas semanas y los analistas coinciden en apuntar como responsable de esta tendencia el temor a que la guerra agudice la caída de capitales que padece la región.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de Naciones Unidas sostiene que los flujos de capital hacia la región se han venido reduciendo de forma imparable desde 1998, lo que ha contribuido a la fuerte disminución del crecimiento en la región desde entonces.
Según sus datos, la entrada de capitales en Latinoamérica alcanzó el año pasado los 50.000 millones de dólares, lo que supone un descenso del 37,5% respecto al año anterior.
Las perspectivas para este año no son mejores. Al duro golpe que ha supuesto para la región la crisis de Venezuela hay que sumar la incertidumbre que provoca entre los inversores la amenaza de una guerra en Irak, que apunta con restringir aún más el flujo de inversiones hacia la región. En estas condiciones, es fácil que la tendencia a la baja del dólar arrastre a las monedas más débiles en su caída, explican los analistas.
Críticas a las reformas
Luego, además, cada país presenta sus propios problemas. En Brasil, con el real superando las 3,6 unidades por dólar y en el nivel más bajo desde mediados de diciembre, las propuestas de reforma del sistema de pensiones del presidente Luiz Inácio Lula da Silva se han encontrado con el rechazo de los Estados y de los propios sindicatos, lo que puede echar por tierra uno de los planes que los expertos consideran vitales para la economía brasileña.
Los sindicatos, teóricos principales apoyos de Lula, amenazaban con movilizaciones si el presidente lleva adelante la propuesta, cuya aprobación está prevista en principio para junio.
Una renovación de la deuda por parte de la autoridad monetaria logró frenar en parte la caída que en algún momento de la jornada llegó a las 3,7 unidades.
En México, el Gobierno y el Banco Central han dejado patentes sus discrepancias sobre la depreciación del peso. Mientras el Ejecutivo, con el presidente Vicente Fox a la cabeza, descartaban cualquier intervención para frenar la caída de la moneda y dejaban su cotización a la valoración del mercado, el presidente del Banco de México, Guillermo Ortiz, expresaba su preocupación por la fuerte caída de la divisa y apostaba por acudir a las reservas en dólares para frenar la tendencia.
Malas perspectivas
No en vano la cotización del peso está en su nivel más bajo desde que empezó a cotizar en 1993.
La economía mexicana es altamente dependiente del ciclo estadounidense y las perspectivas de menor crecimiento que ofrece el vecino del norte en el supuesto de guerra suponen, automáticamente, una desaceleración de las exportaciones mexicanas.
'Hay serios problemas estructurales sobre la competitividad de la economía mexicana más allá de las exportaciones hacia EE UU', reconocía Nicholas Field, del fondo West LB Asset Management.
En Colombia, sólo un acuerdo de última hora con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) lograba ayer frenar una caída que el propio presidente, Álvaro Uribe, había calificado de alarmante para las deterioradas cuentas del país. El peso cerraba ayer a 2,937 unidades por dólar.
'El mero anuncio del acuerdo ha conseguido impulsar las expectativas del peso', aseguraba un analista del país. 'Pero los problemas de fondo se mantienen y será cuestión de tiempo que la caída se repita', dijo.