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La renta fija gana terreno

Poco ha durado la alegría en las Bolsas, y la renta fija se dispone otra vez a tomar las riendas de las rentabilidades

El brusco frenazo de las Bolsas ha traído de la mano un retroceso apreciable en las excelentes rentabilidades que habían empezado a presentar los planes de renta variable, en lo que parecía un desquite de los tres años nefastos vividos hasta hace unas pocas semanas. En el curso del año recién concluido, los planes de pensiones de renta variable han perdido un 30,2% de media, después de anotarse una caída del 16,50% en el año 2001 y también otro retroceso de entidad en el año 2000.

La pérdida de estos tres últimos años ha colocado el retroceso medio anual en el 19,20% en estos tres ejercicios y en el 3% en los cinco últimos años. La confianza en la renta variable como la mejor alternativa para un inversor que quiere garantizarse una renta a largo plazo mediante una inversión programada a largo plazo ha sufrido un notable traspié con la experiencia de estos tres últimos ejercicios.

Pero las expectativas para este año, a pesar de la corrección que están viviendo en estos últimos días los mercados bursátiles, siguen planteándose en términos optimistas por parte de los gestores, aunque pocos esperan que las Bolsas vayan a asumir un protagonismo brillante en el curso del ejercicio. Se esperan ganancias al fin, pero modestas. En el mes de enero, los planes de pensiones más avanzados llegaron a alcanzar en algunos casos rendimientos superiores a los dos dígitos. El mejor de los planes de pensiones llegó incluso a alcanzar su máximo rendimiento con una ganancia del orden del 16% gracias a su vocación tecnológica.

La mirada de los gestores vuelve a fijarse en los activos de renta fija ante el retraso en la recuperación bursátil

En los últimos días, con ocasión del aumento del clima de inseguridad y de incertidumbre, unidos a unos resultados empresariales poco esclarecedores todavía, los activos de renta fija han reaccionado al alza cuando la mayoría de los gestores y de los analistas e inversores creían enterradas sus posibilidades de recuperación.

La expectativa de un nuevo recorte de tipos en la zona euro y las corrientes compradoras originadas sobre las decepciones de la renta variable han presionado al alza los precios. De hecho, las rentabilidades a largo plazo, que se mueven en la dirección inversa al precio de los activos, han experimentado caídas notables, a medida que, en paralelo, avanzaba la depreciación del dólar frente al euro. Los activos en euros y en renta fija, incluso algunos del sector privado, han reaccionado al alza y se han convertido en estos prolegómenos del año 2002 y, a la espera de que se aclare el panorama político, en los nuevos centros de atención para los gestores.

Los planes de pensiones de renta fija parece que no han dicho aún su última palabra y que cuentan con un recorrido alcista adicional en el curso de los meses venideros, por encima de lo que en un principio se había esperado. Las Bolsas siguen presentando más dudas que esperanzas alcistas. Los inversores en planes de pensiones, que en los últimos meses del pasado año apostaron, sobre todo, por los planes de pensiones garantizados, no tienen por el momento muchos motivos para arrepentirse, aunque un eventual giro alcista de las Bolsas, que se producirá antes o después, les dejará al margen de la subida. De momento, es la renta fija la que ofrece la mayor seguridad a los inversores, aunque, como ya sucedió en 2002, insuficiente para ganar a la inflación.

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