Otra bomba de relojería en EE UU
La economía de Estados Unidos duerme sobre una bomba de relojería. Descansa sobre varias. La bizarra contabilización de los planes de pensiones era una de ellas. La sobrevaloración de los activos, dólar incluido, es otra. Y el exceso de endeudamiento es, quizá, la más importante de ellas. Familias, empresas y Administraciones deben 31 billones de dólares, tal y como señala el semanario Barron's. Esta cantidad triplica el PIB de la primera economía del mundo. Este porcentaje de deuda es el más alto desde que la Reserva Federal recopila este tipo de datos. El récord anterior se marcó en las primeras etapas de la Gran Depresión de los años treinta. Entonces la deuda suponía el 264% de la producción de Estados Unidos.
Como cualquier inversor sabe, lo que importa no es la deuda en sí, sino la capacidad para pagarla. Esto quiere decir que mientras la economía genere suficientes flujos de caja como para pagar los créditos, el reloj de la bomba se parará, aunque el explosivo no esté desactivado. Asimismo, el desarrollo del sistema financiero hace que la situación actual no sea comparable a la de los primeros años treinta. Por ejemplo, ahora las deudas de los particulares son luego titulizadas por algunas entidades financieras.
Durante los tres años de crisis la banca estadounidense ha restringido paulatinamente el crédito a medida que la calidad financiera de las empresas se deterioraba. Ello ha agravado la crisis bursátil y económica, al secar los flujos de capital de los que se alimenta la inversión empresarial.
Este tipo de situaciones estallan cuando todos los actores de la economía, bancos, inversores, empresas y consumidores, se refugian en la liquidez ante la perspectiva de que ningún crédito se pague y todos los activos bajen de precio. El dinero deja de circular y el sistema entra en crisis. Si la recuperación económica llega antes de que se dé esta situación, la bomba se desactivará.