Bush confía la recuperación a la rebaja fiscal a los inversores
El mismo día en el que los miembros del Congreso juraban en Washington sus cargos y hacían oficial la mayoría republicana en las Cámaras, Bush presentaba ayer en Chicago su plan de estímulo fiscal, para el que pidió su rápida aprobación por el Congreso y que costará 674.000 millones de dólares en el próximo decenio, el doble de lo previsto inicialmente. Sólo en 2003 el coste será de unos 102.000 millones.
La eliminación de la imposición sobre los dividendos, que ahora se suman al resto de los ingresos personales para tributar, es la propuesta que más polvareda ha levantado. Desde el partido demócrata se acusa a Bush de favorecer a las clases ricas con esta deducción y proponen una alternativa valorada en 136.000 millones. Los cálculos del Departamento del Tesoro indican que con esta medida se inyectarán 20.000 millones de dólares a la economía, aunque costará al fisco unos 364.000 millones en los próximos 10 años. En Wall Street este anuncio ha sido recibido con optimismo, ya que, junto a los grupos de presión en Washington, han luchado por una medida similar desde hace años. 'Es una gran idea', comentaba ayer a este periódico Rick Wagoner, presidente de General Motors. 'Va a ayudar a dinamizar la Bolsa y eso nos beneficia a todos, a nosotros nos ayudará, entre otras cosas, a reconstruir el déficit (unos 22.000 millones de dólares) de nuestro fondo de pensiones provocado por la caída de los mercados'.
La Bolsa avanzaba con cautela y algunos economistas han expresado su temor de que estos recortes no generen el crecimiento y el empleo que el presidente promete. Una encuesta de USA Today/Gallup reflejaba ayer que el 51% de los americanos pensaban que la política de Bush beneficiaba a las rentas más altas, pero el 46% pensaba que se beneficiaban todos. De la encuesta se deduce que el 63% apoya el trabajo de Bush.
Lo cierto es que, según los cálculos del Urban Institute, uno de los grupos de estudios liberales de Washington, un ciudadano que ingrese unos 50.000 dólares (el mayor grupo de contribuyentes del país, 15,4 millones) se deducirá una media de 42 dólares en 2003, mientras que los que ingresan más de un millón (unos 200.000 según Hacienda) verán recortada su factura con el fisco en 27.097 dólares.
La percepción social es importante para Bush, que siempre ha reaccionado con dureza cuando se le ha acusado de favorecer a los ricos y dejar que los lobbies dirijan su acción de Gobierno. Uno de los más prominentes miembros del partido republicano, Jon Icann, dijo el lunes que le hubiera gustado ver un plan que favoreciera más a la clase trabajadora. Otro temor es su impacto sobre el déficit público, que en 2002 ha alcanzado los 159.000 millones.
'æpermil;ste es un plan que da un respiro fiscal a los trabajadores, es muy justo y reconoce que, cuando alguien puede disfrutar de más dinero, lo quiere gastar, lo que acaba redundando en la creación de empleo'. Bush aseguraba que más de la mitad de los hogares tenían inversiones en Bolsa y, por ello, la medida beneficia a todos. Para acallar todas las críticas, Bush ha decidido además adelantar los recortes fiscales aprobados en 2001, reducir las penalizaciones fiscales a parejas casadas y aumentar las deducciones por hijos. El presidente anunció además la extensión de las ayudas al desempleo, un programa de 3.600 millones para asistencia a parados que busquen empleo y que afectará a 1,2 millones de ciudadanos.
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