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El dilema entre valor y crecimiento

Tradicionalmente, valor y crecimiento han sido dos estilos de gestión contrapuestos, de manera que uno se ha comportado mejor cuando peor lo hacía el otro, y viceversa. Por crecimiento se entiende aquel estilo de gestión de carteras que invierte en compañías con un elevado potencial de crecimiento de beneficios, lo cual se convierte en clave para el impulso bursátil de la empresa. Por valor, sin embargo, se entiende la inversión en compañías con beneficios recurrentes, pero cuyo valor en Bolsa es bajo. Es decir, que están infravaloradas. De un tiempo a esta parte, los indices de valor y crecimiento han estrechado sus diferenciales en términos de rentabilidad relativa. Es decir, que su evolución en los últimos meses ha sido bastante parecida. 'Desde la explosión de la burbuja de Internet a mediados de 2000 hasta finales del año pasado, las acciones de valor continuamente habían ofrecido rentabilidades más altas que las de crecimiento', apunta un informe reciente de Franklin Templeton. 'Pero, desde entonces, las diferencias se han estrechado considerablemente con un escaso diferencial entre las rentabilidades relativas de ambos estilos'.

Esta situación hace difícil, a juicio de los expertos de Franklin Templeton, determinar qué estilo se va a comportar mejor en los próximos meses. 'El problema es que parece relativamente fácil tomar una decisión de inversión cuando las desviaciones estándar son muy pronunciadas o cuando uno espera que la desviación estándar se incremente', explican. 'De todos modos, no parece ser el caso en estos momentos. Debemos sopesar nuestras alternativas, ya que no deseamos forzar una decisión u otra hasta que no estemos totalmente convencidos sobre cuál será la evolución de la situación'.

El problema, según señalan los analistas, es que las condiciones económicas de mercado no están demasiado claras todavía como para saber cuál de los dos estilos de inversión ofrecerá mejores perspectivas. Habitualmente, las compañías de crecimiento (como las de telecomunicaciones, tecnología o medios de comunicación) se comportan mejor en épocas de crecimiento económico. Precisamente es lo que sucedió en la segunda mitad de la década de los noventa. Por el contrario, el estilo valor suele ofrecer mejores rentabilidades en épocas de incertidumbre económica, tal y como sucedió entre 2000 y 2001.

Ken Cox, gestor de Franklin Templeton, confía en que el estilo valor ofrezca todavía rentabilidades por encima del índice, 'a través de permanecer centrado en los beneficios y en los flujos de activos, y a través de asegurarse de que no desperdician ninguna acción infravalorada con un potencial atractivo'. Según Cox, el clima prebélico ante el inminente ataque a Irak puede favorecer también a este estilo. 'Del mismo modo que los temores surgidos por la Guerra del Golfo, 11 años atrás, supusieron oportunidades de compra, la tensión surgida por una nueva guerra contra Irak y la reciente volatilidad de los mercados debería proveer ahora de una gran variedad de oportunidades, especialmente para aquellos inversores dispuestos a invertir a medio y largo plazo'.

En cualquier caso, y a pesar de la situación actual de incertidumbre en los mercados, los gestores recuerdan que lo importante no es apostarlo todo a un estilo, según las perspectivas económicas, sino diversificar la cartera con algo de valor y algo de crecimiento.

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