Las inversiones directas de España en países extranjeros caen un 53%
En línea con la tendencia de fuerte ralentización que muestra la actividad inversora de las empresas a nivel mundial, los flujos de inversiones directas en España han sufrido un profundo deterioro durante el ejercicio en curso, hasta situarse en el nivel más bajo de los últimos cinco años.
Con datos hasta agosto, y aunque el Ministerio de Economía mantiene ocultas sus estadísticas sobre los movimientos de capitales productivos, el Banco de España eleva el volumen acumulado de las inversiones directas realizadas por las empresas españolas en el exterior durante los ocho primeros meses de este año a 10.197,9 millones de euros, cifra que supone una caída del 53%, es decir 11.535,1 millones menos que las realizadas durante el mismo periodo de 2001.
La crisis financiera en Argentina y Brasil, el agotamiento de las grandes privatizaciones en América Latina, la reducción de las transacciones a nivel mundial en los sectores financiero y de telecomunicaciones (los primeros inversores españoles) y la todavía escasa atracción de otros mercados alternativos como Europa del Este y Asia son, fundamentalmente, los factores negativos que están incidiendo en esta evolución negativa, afectada también por las incertidumbres sobre el posible ataque estadounidense a Irak.
Esta última circunstancia, además de la todavía frágil recuperación de la economía de EE UU, la volatilidad de los mercados de valores y los desequilibrios presupuestarios en Alemania, Francia y Japón, aparecen como las razones prioritarias que, en sentido contrario, explican el descenso del 37,9% de la inversión extranjera directa en España, también en enero-agosto de este año.
Saldo importador
Los datos del Banco de España registran una entrada de inversiones procedentes del exterior por valor de 11.711,3 millones de euros en los ocho primeros meses de 2002, que suponen 7.162 millones menos que en los mismos meses del año pasado.
El resultado de esta evolución de las entradas y salidas de inversiones directas hasta agosto arroja un saldo neto importador de capitales de 1.513,4 millones de euros, que contrasta con los 2.859,7 millones de saldo exportador de enero-agosto de 2001, y que rompe la tendencia de España como país exportador neto de capitales, ininterrumpida desde 1998.
Aunque las estadísticas de inversiones del Banco de España, que reflejan los pagos efectivamente realizados, son distintos en valores absolutos de los que ofrece el Ministerio de Economía, que recoge el valor de las operaciones aprobadas, ambas son coincidentes, e igualmente válidas, para reflejar la tendencia global de la inversión y la magnitud de las variaciones relativas.
A pesar de ello Economía, que habitualmente ofrecía la evolución trimestral de los flujos de inversión con el exterior, todavía no ha hecho públicos los correspondientes al primer semestre de este año, cuando estamos a punto de cerrar el ejercicio.
El atractivo de las sociedades intermediarias
Si bien el Banco de España no detalla los países y sectores que son origen y destino de los flujos de inversión, los informes realizados por analistas privados insisten en que durante 2002 se mantiene la tendencia de los últimos dos años que, en el caso de las inversiones españolas en el exterior, refleja una preferencia mayoritaria hacia los mercados de la Unión Europea y hacia las entidades de tenencia de valores extranjeros (ETVE), que se han convertido en el sector más atractivo para los inversores españoles.Algunas consultoras especializadas, como KPMG Corporate Finance, apuntan también una recuperación de inversiones en la industria, aunque en este caso están fuertemente afectadas por la operación entre Aceralia y la francesa Usinor, valorada en más de 2.100 millones de euros. También las empresas de gestión de sociedades y tenencia de valores, intermediarias entre la empresa inversora y la destinataria final de la inversión, son la meta preferida por los inversores extranjeros en España, además de algunas actividades de servicios. El descenso en las entradas de capitales en España se ha acentuado especialmente a partir del primer cuatrimestre del año, pues hasta el mes de abril los datos del Banco de España reflejaban una caída de sólo el 3,5%.