El 63,5% del crédito a las familias se destina a financiar la vivienda
Todas las medidas efectuadas apuntan a un aumento del endeudamiento de las familias en los últimos años, a pesar de la revalorización de su riqueza financiera y no financiera, según un estudio monográfico elaborado por el Banco de España. Aunque el crecimiento sostenido del crédito implica, en principio, una mayor carga financiera en forma de pago de intereses y amortización, en el caso de España no parece que el crecimiento de estos pagos haya sido muy elevado, debido a la reducción de los tipos de interés y a la relativa concentración de la deuda en el largo plazo.
Ampliando el análisis al ámbito internacional, el nivel de endeudamiento y la carga financiera de las familias españolas son más reducidos que los de Estados Unidos o Reino Unido y ligeramente inferiores a los de la unión monetaria (UEM). Sin embargo, el estudio destaca que su crecimiento en los cuatro últimos años ha sido de los más pronunciados, junto con el experimentado en Holanda y Portugal. Todos los expertos y organismos que han analizado el crecimiento del crédito en España concluyen que una parte del aumento del endeudamiento de los hogares tiene carácter estructural, ya que se deriva de la adaptación a las nuevas condiciones macroeconómicas imperantes tras la entrada en el euro, como la consiguiente reducción del coste de la financiación y el crecimiento de la renta per cápita. Además, parte del incremento de la deuda de los hogares se ha apoyado en la revalorización de su riqueza inmobiliaria, que ha aportado un mayor colateral para asumir un volumen de crédito mayor.
Asimismo, en España, como en otros países industrializados, la liberalización y el desarrollo del sistema financiero han propiciado un aumento de la competencia entre las entidades, una mayor libertad en la asignación de recursos y una mayor accesibilidad del crédito por parte del sector privado. En cuanto a la clasificación por destino de los créditos, la distribución que arroja el mercado español ya no difiere en gran medida de lo que ocurre en el resto de Europa, el 63,5% se destina a vivienda, mientras la media de la UEM es del 63,7% y países como Portugal, Irlanda, Finlandia, Holanda y Bélgica mantienen tasas superiores. Mientras tanto, la media europea de créditos destinados a consumo se sitúa en el 16,2% (en España asciende al 17,4%), mientras el resto de préstamos representa el 20,1% del total.
Este aumento generalizado del endeudamiento de las familias españolas ha provocado que mientras que en 1983 el stock de deuda alcanzara el 35% de la renta bruta disponible, a finales de 1989 llegó a situarse en el 44%, habiendo transcurrido en dicho intervalo un periodo de fuerte creación de empleo y una gran revalorización inmobiliaria.
En ese año, el Banco de España impuso restricciones al crédito, lo que unido a la posterior recesión hizo evolucionar dicha ratio de deuda de forma más estable. Pero a partir de 1997 se ha producido una nueva aceleración del endeudamiento hasta llegar a superar el 76% de la renta bruta disponible en 2001. Además, se han producido cambios sustanciales en la composición de la riqueza financiera bruta de los hogares, ya que del excesivo peso de los depósitos y el efectivo (que suponían el 56,6% de la cartera total en 1994) se ha pasado a un mayor protagonismo de las acciones (31,5%) en 2001. Todos estos cambios han motivado que la tasa de ahorro bruto sea ahora históricamente baja, lo que hace temer sus posibles efectos ante eventuales shocks de tipos de interés o cambios de renta.