Los inversores extranjeros han sacado 55.389 millones de la Bolsa desde 2000
La huida de los inversores extranjeros en la Bolsa española es una constante desde 2000, año en el que se produjo el estallido de la burbuja tecnológica después de que los mercados alcanzaran máximos históricos.
Los últimos datos recogidos por la Bolsa desvelan que desde 2000 y hasta agosto de este mismo año la venta de acciones ha sido superior a la compra por parte de los inversores no residentes. De tal forma, que éstos se han desecho de títulos por valor de 55.389 millones de euros (9,21 billones de pesetas). En la historia de la Bolsa no se conoce una corriente vendedora como la actual por parte del capital foráneo.
Destaca con especial virulencia la marcha de fondos extranjeros en el mercado español durante el pasado mes de junio. Entonces, optaron por deshacerse de acciones equivalentes a 5.038 millones de euros (838.252 millones de pesetas). La estampida coincide con el agravamiento de la crisis argentina y los problemas crecientes en Brasil. La devaluación del peso y la aprobación de algunas medidas económicas en el país andino provocaron el miedo de los inversores, que están presentes, sobre todo, en las grandes compañías del Ibex. Telefónica, BBVA, SCH, Endesa o Repsol son nombres que atraen a los fondos extranjeros, pero también han sido durante los últimos meses las empresas más perjudicadas por la crisis. La venta de acciones en este mes ha sido la más alta en los últimos 10 años, incluso ha superado a la de septiembre de 2001, cuando se produjeron los ataques terroristas contra Estados Unidos. En esa ocasión la venta de títulos por parte de extranjeros fue de 2.910 millones.
A pesar del pesimismo de las cifras, lo cierto es que la presencia de inversores extranjeros es bastante sólida en el mercado español, ya que realizan el 52,43% de lo que se contrata en la Bolsa. Este porcentaje sólo ha sido, superado, en términos anuales, precisamente en 2000. Este año se produjo un factor determinante que atrajo la entrada de capital foráneo. La implantación del euro facilitó que los inversores depositaran el dinero fuera de su mercado local.
Las fuertes expectativas que se crearon en torno a los valores tecnológicos, el estreno de muchas compañías del sector y su entrada inmediata en índices de referencia alimentaron también la apetencia del capital foráneo. De tal forma que en 2000 éstos movieron el 53,09% de lo negociado en el mercado, la cifra más alta alcanzada en la última década.
Sin mejoría, de momento
Joan Bonet, de Credit Suisse, afirma que 'la Bolsa española no es nada sin la inversión extranjera'. El experto, que se muestra profundamente cauto con respecto a la evolución que seguirán los mercados en los próximos meses, cree que el saldo comenzará a ser positivo sobre todo cuando las cosas se aclaren en América Latina. 'A medida que la situación se estabilice, cuándo se conozca, por ejemplo cómo queda la deuda en Argentina, de la misma manera que se consolida el Gobierno de Lula, los fondos extranjeros volverán a entrar en la Bolsa española', comenta.
æpermil;sta es una variable fundamental para implantar de nuevo la confianza. Pero la Bolsa española también se mueve dentro del contexto internacional. 'Todavía hay muchos riesgos que impiden que el dinero se quede. Las últimas palabras de Greenspan, que dejan entrever que hay margen para bajar nuevamente los tipos de interés, y las tensiones políticas entre Irak y Estados Unidos hacen que los gestores de inversión sigan siendo cautos con la renta variable a nivel internacional', comenta Joan Bonet.
El deterioro que ha sufrido la Bolsa en estos casi tres años ha provocado no sólo la escapada de los inversores internacionales, sino de los particulares. Los últimos datos recogidos por la Bolsa de Madrid desvelan que la propiedad de las acciones en manos de las familias ha caído hasta los niveles de 1996. Al cierre del ejercicio pasado el porcentaje fue del 27,96%. æpermil;ste se situó en un 30,52%, 33,63%, 35,08%, 29,96% y 23,59% en los cinco años precedentes. Por ahora, el ejercicio en el que la participación de las familias en la Bolsa ha sido histórica continúa siendo 1998, ya que poseían el 35,08% de los títulos. En este año se realizó el último tramo de privatizaciones de las empresas españolas, como fueron Endesa y Tabacalera.
El 35%, para no residentes
Los inversores extranjeros continúan como los grandes propietarios de la Bolsa. Al cierre de 2001 las acciones que poseían alcanzaban el 35% del total. Por detrás se situaron las compañías no financieras (21,73%), los bancos y cajas (7,93%), la inversión colectiva (4,86%), compañías de seguros (2,31%) y las Administraciones públicas (0,21%).
La elevada participación de los inversores extranjeros se explica, a juicio de los analistas, a través de las compras de empresas extranjeras por parte de otras que cotizan en la Bolsa española. Estas operaciones se realizan mediante el intercambio de acciones; por lo tanto, los accionistas de las empresas adquiridas se han ido incorporando como propietarios de las matrices españolas. Así explican los expertos que se produzca ese desfase de cifras que indican que los extranjeros son los que más venden, pero también son los mayores propietarios. Algunos no residentes venden los títulos en el momento del canje, mientras que la mayor parte los mantiene.