El BCE admite que un recorte de tipos generaría más crecimiento que inflación
La pertenencia a una unión monetaria como la zona euro tiene indudables ventajas en términos de eliminación de costes de transacción, menores incertidumbres para el inversor y mayor estabilidad macroeconómica, pero también cuenta con inconvenientes añadidos. Uno de ellos es la existencia de 'shocks asimétricos', derivados de los diferentes efectos de la aplicación de una misma política monetaria (nivel de tipos de interés) en múltiples Estados miembros, en diferentes fases del ciclo económico y con un nivel de desarrollo no homogéneo.
A ello se suma la incidencia desigual sobre variables macroeconómicas fundamentales, como el PIB o la evolución de los precios. Un reciente estudio del Banco Central Europeo (BCE) ha intentado arrojar luz sobre ello. Los técnicos de la autoridad monetaria, con sede en Francfort, acaban de simular los efectos sobre la economía real de una variación de un punto en los tipos de interés en la zona euro. El resultado es significativo tanto en términos cualitativos como cuantitativos.
Los cambios de política monetaria tienen un impacto inicial importante sobre el producto agregado, que tiende a diluirse a largo plazo si no vienen acompañados de medidas complementarias como las reformas estructurales. En cambio, el efecto sobre los precios, aunque más atenuado al comienzo, es permanente con el paso del tiempo.
En términos cuantitativos, toda variación de un punto porcentual (100 puntos básicos) en los tipos de interés provoca, según el BCE, una variación de un punto de PIB en dos años (0,34 puntos en el primero y 0,71 puntos en el segundo), más otros 0,71 puntos en el tercer año. En el caso de los precios de consumo, la variación de un punto porcentual provoca 0,15 puntos de inflación (IPC) el primer año, 0,3 puntos en el segundo año y 0,38 puntos en el tercero.
Dicho de otra forma, el efecto sobre el crecimiento económico de la zona euro de una variación de tipos tiende a ser el doble a corto plazo que el producido sobre la inflación. Esta reflexión es importante, sobre todo, en coyunturas como la actual en las que el BCE se debate entre rebajar el nivel de tipos (el central está situado en el 3,25%) para ayudar a reactivar la economía del área o mantener el precio oficial del dinero para evitar mayores tensiones inflacionistas.
Por el momento, el BCE ha decidido resolver la cuestión señalando que 'la existencia de desfases prolongados e inciertos entre producción e inflación confirma que la política monetaria debería centrarse en la evolución a medio plazo y evitar intentos de ajustar el producto a corto plazo' si no le acompañan reformas estructurales.
Industria
Pero la decisión se complica si se tiene en cuenta que una variación de tipos afecta de forma desigual según se esté o no en una fase de expansión o desaceleración económica. Siguiendo el mismo estudio del BCE, los técnicos han simulado el efecto de una variación de 0,35 puntos en los tipos de interés sobre la producción industrial del área.
La simulación concluye que el efecto de una política monetaria más restrictiva (tipos altos) durante una fase expansiva es menor que el efecto de una política más relajada (tipos bajos) durante una fase recesiva, como se observa en los gráficos. Las diferencias también se suceden entre países. En Alemania, por ejemplo, la incidencia de una variación de tipos sobre su producción industrial es mucho mayor que en otros países como Bélgica, Holanda o la propia España. Los cambios afectan, además, de forma diferente a los distintos sectores. Los ligados a bienes duraderos, como bienes de inversión y construcción, responden con mayor intensidad a variaciones en la política monetaria, al poder diferir su compra con mayor facilidad.
Los ligados a bienes comercializables (abiertos a la competencia exterior) están más condicionados, por la influencia de los tipos de interés sobre el tipo de cambio. Los que hacen un uso más intensivo del capital (por ejemplo, las siderúrgicas) también muestran una mayor sensibilidad a los tipos de interés, al verse afectados por variaciones en el coste del capital.
Pero lo que más está generando polémica ahora es el diferente impacto de un mismo nivel de tipos sobre los diferentes países del área. Según un documento del servicio de estudios del BBVA, en el que se aplica la famosa regla de Taylor (relaciona los tipos con la inflación real en cada país y su nivel de producción), el nivel de tipos de interés actual en el área es demasiado elevado en Irlanda, Portugal, España, Grecia y Holanda, países a los que le vendría mejor un mayor precio del dinero, dado el momento de su ciclo económico.
En cambio, en Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Austria, Francia y Finlandia, el nivel de tipos es demasiado alto, dados sus problemas para generar crecimiento.
Por un próximo recorte
Algunos Gobiernos, como el alemán y el francés, agobiados por sus problemas presupuestarios, ya han iniciado una presión sobre el Consejo de Gobierno del BCE, para que rebaje los tipos de interés. El banco europeo prefiere, de momento, esperar a ver qué ocurre al otro lado del Océano Atlántico (EE UU), y eso a pesar de que la Comisión Europea ya ha rebajado las previsiones de crecimiento económico para este año.
En el mundo financiero ya se han alzado las primeras voces de analistas que prevén un recorte de tipos en un corto plazo. Credit Suisse, por ejemplo, estima que el BCE no aguantará la presión y que los tipos bajarán en torno a medio punto (hasta el 2,75%) de aquí a final de año. Merrill Lynch también se apunta a la idea de que Europa necesita de una política monetaria más laxa (tipos bajos) y del rigor presupuestario para salir del estancamiento.