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Transparencia

La SEC estudia flexibilizar las normas antifraude para empresas extranjeras

El presidente de la SEC, Harvey Pitt, se ha mostrado abierto a escuchar a las empresas no estadounidenses que consideren un problema la puesta en marcha de la Ley Sarbanes-Oxley, cuyo desarrollo reglamentario corresponde a este organismo. 'No podemos prometer que nuestras reglas vayan a conciliarse siempre con sus preocupaciones, pero prometemos escucharlas y evaluarlas cuidadosamente', declaró el director de la división financiera del organismo, Alan Beller, en una conferencia organizada por el diario Financial Times en Londres en la que también participaba Pitt.

Las empresas europeas, especialmente las alemanas, y asiáticas han señalado ya su enfado ante las nuevas reglas impuestas por el Congreso de EE UU y la SEC. Las compañías buscan que se les hagan algunas concesiones en cuestiones como el proceso de certificación de cuentas (que incluye el juramento por parte del consejero delegado y del director financiero de la empresa) y la formación de un comité de auditoría con directores independientes que vigilen a su vez la labor de los auditores independientes. Para las empresas europeas este proceso no es fácil, porque consume tiempo y recursos, y además lo consideran una injerencia. Alegan además que en cada país hay una legislación aplicable sobre buen gobierno empresarial.

Un portavoz de la SEC en Washington afirmaba ayer que este organismo regulador tiene hasta el 26 de abril de 2003 para elaborar los reglamentos de desarrollo de la ley 'y en esa redacción podemos ser más flexibles'. En particular, este portavoz se refería al requisito del comité de auditoría. 'En el proceso de elaboración de la reglamentación la SEC considerará los comentarios de las compañías'.

Pitt, no obstante, señaló con anterioridad que el organismo que preside debía ser 'muy circunspecto antes de deshacer la voluntad del Congreso'.

En otros apartados, como el juramento de las cuentas, va a ser difícil dar marcha atrás. 'No es posible cambiarlo ahora, pero si las empresas no americanas nos pueden mostrar que los inversores no serán perjudicados, que tienen estándares equivalentes en sus países y nos dicen por qué no pueden acatar este apartado, se podría considerar caso por caso', dijo el portavoz.

Las compañías han sido invitadas ya a exponer sus alegaciones. Desde la SEC se informa que hasta ahora sólo se ha recibido una carta formal desde las empresas alemanas. 'Francamente, del resto de las quejas nos enteramos por la prensa', afirmó el portavoz del organismo.

Días difíciles para el regulador

 

Dice Harvey Pitt que en la SEC hay mucho trabajo por hacer. Se refería así al desarrollo del reglamento de la Ley Sarbanes-Oxley. Pero ésa no es su única tarea urgente. De momento, el lunes una comisión del Congreso acusó al organismo que preside de incumplir su misión de proteger a los inversores. Según los documentos que maneja esta comisión, las cuentas de Enron no fueron diligentemente examinadas desde 1997, fecha en la que Pitt no era presidente del organismo. Desde el Congreso se ha hecho un llamamiento para depurar sus métodos de trabajo.

 

 

 

 

 

 

 

Pero, por si faltaban deberes, Pitt está además teniendo problemas para poner en marcha aspectos de la ley Sarbanes-Oxley, en concreto el nuevo regulador de contabilidad. La dificultad viene de los nombramientos que se tienen que hacer para la dirección de este nuevo organismo. El presidente de la SEC, al que se ha acusado en numerosas ocasiones de estar en contra de una regulación dura contra auditores y no querer una división entre labores de consultoría y auditoría por parte de una misma firma, había favorecido el nombramiento de John Biggs, director del fondo de pensiones Tiaa Cref. Biggs, que aboga por esta separación de labores, es visto como poco moderado y los republicanos no aceptan su candidatura.

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